El español Enrique Serrano en los últimos años se ha dedicado a estudiar y tratar de comprender la analítica avanzada, el big data y la Inteligencia Artificial (IA), tecnologías que en la actualidad mueven el mundo.
Tiene dos perfiles. Por un lado es más empresarial. Desde 2012 es el CEO de Tinámica, una empresa especializada en soluciones y tecnología de IA, y también es el presidente de MBIT School, una escuela ubicada en Madrid que se enfoca en la formación de temas como inteligencia de negocios, big data, analítica avanzada e IA.
En el otro extremo está el Enrique más institucional. Es el presidente de la Comisión de Inteligencia Artificial y Big Data de AMETIC (Asociación Multisectorial de Empresas Españolas de Electrónica y Comunicaciones). De profesión estudió Ciencias Económicas y Empresariales.
Por estos días, Serrano está de visita en Medellín, dictando charlas y asesorando diferentes empresas. EL COLOMBIANO conversó con este experto sobre los efectos que hoy en día está teniendo la sociedad con el uso de la IA, cómo pueden llegar a cambiar los métodos de aprendizaje y el impacto del poderoso ChatGPT.
¿Cómo es eso de que la Inteligencia Artificial nos ayudará a vivir mejor, ser más felices y a la vez ser más inteligentes?
“No tiene sentido que desarrollemos una tecnología revolucionaria a nivel industrial y social, si no fuese para el bienestar de la humanidad. Lo único a lo que hay que poner atención es a los riesgos que evidentemente tiene esta tecnología como otras muchas disruptivas en el pasado que tenían beneficios, pero también sus riesgos”.
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Usted también dice que con la IA seremos más colaborativos, ¿esto cómo se ve en la práctica?
“El avance de la IA surge precisamente de las comunidades open source (software libre), que son totalmente colaborativas. Entonces la IA colaborativa es lo que ha hecho que se potencien todas las arquitecturas actuales, el procesamiento masivo y paralelo de datos, que podamos compartir modelos avanzados. Este crecimiento tan exponencial no habría existido si no hubiéramos sido capaces de colaborar sin importar la distancia, la geografía, preguntarles a otros sin necesidad de saber la raza o religión. Todo esto es el mayor ejemplo de la inteligencia colaborativa para generar innovación y ponerla en el mercado muy rápido”.
¿Entonces ve la IA más como una oportunidad que cómo una amenaza?
“Evidentemente. Hay peligro y oportunidad, siendo la oportunidad mucho mayor. Los riesgos merecen la pena, no debemos frenar esta oportunidad porque existan riesgos, lo que tenemos que hacer es ser inteligentes para poderlos afrontar, gestionar, frenar”.
¿La IA reducirá la brecha del talento humano?
“No. Todo lo contrario. Es decir, va a empoderar al ser humano. La IA hace al ser humano más inteligente porque lo dota de más medios y, de alguna forma, le ayuda a liberar talento, extraer muchas más capacidades. Ahora bien, mal utilizada e interpretada puede ocurrir que lleve a algunos seres humanos a acomodarse, atrofiarse y disminuir su escala de inteligencia. Por eso, en ese sentido los gobiernos y la sociedad civil deben educar para que las personas sigan evolucionando y sacando partido de sus cualidades e inteligencias múltiples, y no llegar al punto que un acomodamiento le lleve a retroceder”.
¿En la educación la IA puede ser una herramienta para lograr entornos más dinámicos?
“El sector educativo y de la formación es el que más se puede transformar, entre otras cosas porque desde hace miles de años, desde los griegos, los ejes aula, pizarra, maestro y alumno no han cambiado mucho. Así como la medicina, vamos hacia una educación y formación muy personalizada, adaptada a las capacidades de aprendizaje del alumno, a cómo el alumno percibe, se emociona y a su rapidez en cuanto a su aprendizaje.
Se crearán nuevas metodologías con formaciones totalmente híbridas, combinando parte presencial y parte online, con simulación, generación de entornos virtuales y gemelos digitales enfocados al aprendizaje. Tendemos una IA capaz de establecer una ruta de aprendizaje en función de los objetivos que el propio alumno tenga sobre cómo quiere enfocar su vida, su trabajo y sus habilidades desde el punto de vista laboral”.
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¿Será necesario replantearse las metodologías de aprendizaje si se piensa en la IA como nuevo jugador a la hora de enseñar?
“Radicalmente. Los gobiernos deberían ya estar pensando en modelos con cambios radicales en los esquemas educativos actuales que impactan totalmente en la formación desde abajo, preescolar, primaria, secundaria y universidad. El propio alumno está pidiendo una formación más humana, más sostenible, más enfocada en ayudarles a ser felices en la vida, de inteligencia social, de ayudar a resolver los problemas”.
En general, ¿se debe regular el uso de la IA?
“Sí, porque hay una serie de riesgos que llevan a que hay que poner unas reglas en juego. Tiene que haber unas certificaciones para que no todo el mundo la pueda usar. Todo el mundo puede beneficiarse, pero no todo el mundo puede utilizarla, comenzando por la data que tiene que tener unas características, que no tenga ningún tipo de sesgo, información verídica, respete los derechos de autor; desde el punto de vista analítica, cuando son decisiones de riesgo, se tiene que poder abrir el algoritmo, como si fuera la caja negra de un avión para saber qué ha ocurrido.
Desde el punto de vista de la utilidad, hay que restringir aquellos que van en contra de la integridad de las personas. Hay que tener en cuenta que uno de los datos más valiosos en el futuro serán los datos médicos, porque habrá mucho beneficio, permitirán determinar algunas enfermedades, incluso la misma terminación de vida de alguien”.
ChatGPT... ¿Cuál es su opinión sobre esta IA?
“Lo que ha hecho es democratizar en muy poco tiempo su uso, primero en un nivel individual, y luego pasará a un uso empresarial. Pero hay mucho más, hay un motor común que alimenta también a otra serie de aplicativos y a eso es donde hay que mirar.
¿Por qué es peligroso compartir información sensible a ChatGPT y demás IA generativas que existen?
“Cualquiera que entrega información de su posición, identificación, contactos personales, se está exponiendo a que le hagan un fraude, que lo intimiden, lo roben o accedan a esa identidad con este y cualquier otro sistema. La información que no está en el propio bolsillo, que no la tiene uno, en cualquier momento puede ser accesible para un tercero. No hay nadie que se libre, en un espacio de cinco años, el 80% de las empresas tendrán algún tipo de vulnerabilidad a través de una aplicación móvil, la página web o físicamente, con lo cual tenemos que pensar que cualquiera es vulnerable”.
Hace poco un grupo de escritores demandaron a OpenIA por copiar sus obras sin autorización en ChatGPT, ¿cuál es su percepción frente a esto?
“Es uno de los riesgos precisamente de la IA, atentar contra la propiedad intelectual, sea de quién sea. Es un aspecto que desde el punto de vista de la reglamentación permitiría salvaguardar los derechos de autor. Esto quiere decir que cualquier tipo de analítica que contenga información que esté protegida por derechos de autor, que se puede demostrar, deba ser penalizado. Pienso que se vienen muchas demandas y procesos judiciales que probablemente terminarán a favor de los demandantes y, por lo tanto, se limitará.
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En España ya se está trabajando para crear una agencia de superstición de algoritmos que de alguna forma va a verificar que estos sistemas están preparados para ponerse en producción porque cumplen los requisitos del reglamento y que no son de alto riesgo, no vulneran la privacidad de las personas, tampoco tienen capacidad para generar fraudes en terceros o que van en contra de la sociedad. Estoy a favor de respetar los derechos de autor en cualquier algoritmo”.
Finalmente, ¿el próximo año qué nos espera en el campo tecnológico?
“Vamos para la computación cuántica. En ciudades como Barcelona, San Sebastián y Coruña se están instalando supercomputadores que ayudarán a acelerar al IA, será otro concepto de hacer analítica avanzada, muy potente. Todo lo que tiene que ver con la encriptación actual y la seguridad digital lo revienta, se tendrán que crear nuevos sistemas porque con cuántica será muy fácil adivinar cualquier tipo de código, contraseña.
Hemos visto que con algunas tecnologías facilitadoras se ha dado una efecto burbuja. El blockchain encontró su nicho, al final se quedó en el mundo cripto, ¿y el resto? ¿Dónde están? No los veo; en el metaverso tampoco vemos las inversiones, puede ser que sea algo que tenga sentido, pero es un tema de tiempo, adopción, al final lo que se trata es generar masa crítica, de momento no estamos en el metaverso, pero le queda tiempo; sobre IA es algo más aterrizado y práctico, en las empresas permite tomar decisiones, eso es real, no es una moda, es útil, con la generativa se aporta valor e impacta, pero cuando se hace mal uso de ella, ahí es donde hay que poner un freno, regular”.