Reloj circadiano, ondas gravitaciones, criomicroscopía son palabras extrañas que llevan mucha ciencia detrás y decenas de años de trabajo.
Fueron la base de los Nobel de Medicina, Física y Química de este año. Y acá los explicamos.
Qué son y para qué sirven los desarrollos premiados este año en los campos de Medicina, Física y Química.
Reloj circadiano, ondas gravitaciones, criomicroscopía son palabras extrañas que llevan mucha ciencia detrás y decenas de años de trabajo.
Fueron la base de los Nobel de Medicina, Física y Química de este año. Y acá los explicamos.
Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, estadounidenses, ganaron el Nobel de Medicina por sus descubrimientos de los mecanismos que controlan el ritmo circadiano, es decir el reloj biológico que todos tenemos y que regula las actividades diarias. Las nuestras y las de todos los seres vivos, incluidas las plantas.
Que un gen, el llamado del periodo, estaba implicado en el ritmo circadiano. Y luego hallaron que ese, más otros, fabricaban unas proteínas que se encargan de regular los relojes internos.
Ese hallazgo fue en la mosca de las frutas, un insecto muy utilizado en investigaciones biológicas de distinto tipo.
Al ser genes los que regulan el ritmo, las mutaciones pueden alterarlo y provocar conflictos con el ambiente, además de ser heredables.
Es responsable de que nos dé sueño y de la vigilia. Incide así en nuestro estado de ánimo y humor. Y en la salud.
Por eso se considera importante la exposición a la luz del día y mantener unos horarios ordenados de alimentación e ida a la cama, para mantener organizado ese reloj.
El ritmo se altera cuando se viaja de una zona horaria a otra, el conocido jet lag que, Young dice, se evita siguiendo exactam ente el patrón de vida del lugar que se visita.
Los científicos estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorn fueron galardonados con el Nobel de Física por sus contribución al experimento Ligo para la detección de las ondas gravitacionales o lo que podríamos llamar el “sonido del universo”, predichas por Albert Einstein, que solo se detectaron en septiembre de 2015.
El Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory fue construido para detectar las ondas gravitacionales. Son dos observatorios que funcionan por interferometría, sistema que permite combinar las ondas de luz o electromagnéticas de diferentes receptores, entregando mayor resolución.
Se generan en eventos cósmicos potentes como los agujeros negros o la fusión de estos, transportando la información que permite saber dónde y cómo se produjeron.
Con ellas se abre, según los astrofísicos y cosmólogos, una ventana nueva al universo porque se pueden detectar y extraer información de eventos que de otra forma no se podrían ‘observar’.
El Nobel de Química fue para los investigadores Jacques Dubochet (suizo), Joachim Frank (alemán) y Richard Henderson (británico) por el desarrollo de la criomicroscopía electrónica, una revolucionaria técnica.
Es un método desarrollado en los años 80 y perfeccionado en los 90 por los ganadores que permite a los científicos congelar biomoléculas con la suficiente rapidez para mantener su estructura natural y verlas en resolución de nivel atómico.
Elimina la necesidad del teñido celular que no permitía la mejor definición, requerida en diferentes estudios, aparte de que hasta su invención solo se observaba materia muerta.
Dado que permite mirar directamente moléculas de la vida ha sido útil, por ejemplo, para observar con suma precisión proteínas que conducen a la resistencia en quimioterapia contra el cáncer, o la acción de las medicinas.