Un grupo australiano estudió el ADN de 340.000 estrellas en la Vía Láctea, un proyecto llamado Galah que comenzó en 2013 y cuya idea es analizar 1 millón de estrellas.
La información recogida, ese ADN estelar, es la composición química de cada estrella. Para ello utilizan el espectrógrafo del Observatorio Astronómico Australiano.
La investigación revela además cómo se transformó el universo, de pasar de tener solo hidrógeno y helio a estar hoy repleto con los elementos que tenemos en la Tierra y que son necesarios para la vida.
El Sol debió formarse en un cúmulo de estrellas, todas a partir de la misma nube inicial, por lo que su contenido químico debe ser similar.
En un momento de la evolución galáctica, fueron dispersas y andan en sitios muy diferentes hoy (el Sol también). “Los datos nos permitirán descubrir los cúmulos de estrellas de la galaxia, incluyendo aquel donde nació el Sol con sus hermanas”, explicó Gayandhi De Silva, de la Universidad de Sidney.
Ese grupo donde nació nuestra estrella debía contener miles, de acuerdo con Sarah Martell, de la UNSW Sidney.
“Cada estrella en ese grupo tendrá la misma composición química o ADN. Esos cúmulos fueron separados pronto por la Vía Láctea y andan ahora por todo el cielo”, dijo.
“El grupo de Galah pretende buscar los ADN similares entre las estrellas para hallar esas hermanas extraviadas hace tiempo”.
El profesor Martin Asplund, de la Universidad Nacional de Australia manifestó que “medir la abundancia de cada elemento químico para obtener el ADN estelar de tantas estrellas es un reto enorme, pero eso es exactamente lo que hemos hecho con este logro científico”.