Hay que abrazar al Teatro Metropolitano, que ha abierto puertas al mundo cultural con grandes presentaciones, para que resuelva la situación lo más pronto posible. Entre tanto, sus pares veremos cómo podemos ayudar a absorber parte de su programación.
Frente a la agenda y la actividad cultural, es la oportunidad para reflexionar sobre la contradicción en las actividades en la ciudad: unos teatros bastante livianos en el primer semestre y un segundo semestre con escenarios muy cargados y activos.
La situación del Metropolitano, contrario a lo que puede pensarse, nos afecta a todos porque nos pone a revisar el segundo semestre. En el TM hay una labor intensa de formación de públicos desde 1984, y en especial con algunos colectivos culturales.
En paralelo, el Estado, en las últimas cuatro alcaldías de Medellín, creció infraestructura y oferta y es un competidor fuerte a la hora de buscar recursos y alianzas con la empresa privada. Más que carencia de espacios, hay sobrecarga en “meses pico”. Hay que distribuir mejor la programación y todos ganamos.
En las limitaciones económicas del trabajo cultural, hay realidad y mito, porque el Estado mejoró su inversión. Pero igual nuestras empresas, hoy multilatinas, reciben pedidos de inversión ya no solo en Medellín sino en otras ciudades y países de Latinoamérica y eso limita los recursos.
