Por segundo año, el tradicional desfile del primero de mayo, Día del Trabajo, no se puede llevar a cabo por las medidas contra la pandemia. Sea esta la ocasión para reflexionar sobre la situación de los trabajadores y el mercado laboral, una reflexión que es más importante que nunca porque con la pandemia han surgido posibilidades y cosas positivas para los trabajadores, así como nuevos retos que se deben destacar.
Dentro de las primeras se encuentra el reconocimiento y el aprecio que se ha manifestado por los trabajadores de primera línea en todos los sectores de la economía, ya que su entrega y dedicación permitieron que continuara la actividad productiva y que las necesidades de los colombianos pudieran satisfacerse, a pesar de las cuarentenas y confinamientos. Así mismo, la pandemia mostró el papel esencial de los servicios públicos y de los trabajadores que los proveen.
Además del riesgo que el coronavirus representa para la salud pública, las transformaciones económicas y sociales que provocó amenazan los medios de subsistencia y el bienestar de millones de colombianos. Así las cosas, el año 2020 fue trágico para los trabajadores y sus familias, y para los colombianos en general. La pandemia golpeó a muchos de los que se dedican a servicios esenciales que velaban por nosotros. Se presentaron muertes que se hubieran podido evitar, con un mayor respeto de los protocolos sanitarios.
De otra parte, el impacto sobre el empleo de los colombianos fue devastador. Si bien las políticas de subsidio del Gobierno lograron atenuar en alguna medida el efecto de la crisis sobre las firmas y los hogares, las consecuencias negativas sobre el mercado laboral se dieron en todo caso. La tasa de desempleo llegó a estar por encima del 20 % en abril del año pasado y aunque ha descendido desde entonces, todavía en marzo de 2021 es 14,2 %. Muy superior a la que se tenía hace un año en marzo (12,1 %), justo antes de comenzar la crisis.
Los más perjudicados por la grave situación fueron los jóvenes y las mujeres que han tenido tasas de desocupación más altas que el promedio. Para acabar de empeorar las cosas para las mujeres, la recuperación de la economía no las ha tocado. Según el director del Dane, “por cada cuatro hombres que recuperaron su empleo, una mujer perdió su trabajo”.
El problema de fondo, que desnudó la pandemia, es que en esta economía no existen mecanismos de protección para los trabajadores. También es notorio que no genera suficiente empleo de buena calidad, algo que se estaba observando desde hace algunos años, con el crecimiento sostenido de la informalidad.
Esta última creció aún más como consecuencia de la pandemia, una característica que condena al país a la baja productividad. Es necesario un tipo de crecimiento que permita reducir la informalidad, un crecimiento intensivo en mano de obra y no basado en la explotación de los recursos naturales no renovables, por definición intensiva en capital.
Los trabajadores colombianos pueden aportar muchísimo en ese mundo de la nueva normalidad que seguirá a la pandemia. Tienen mucho que decir, no se trata solamente de repetir las viejas consignas, es conveniente revisar las estrategias y plantear salidas creativas a esta grave crisis