El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, se salió con la suya y, tras su triunfo apabullante con mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes –con una ventaja de 78 escaños sobre sus opositores laboristas en las elecciones del pasado jueves–, finalmente podrá ejecutar su plan de salida (Brexit) de la Unión Europea (UE). Con ese triunfo, no solo anula cualquier pretensión de convocar un segundo referendo, sino que se despeja el camino para que el Brexit se lleve a cabo en 2020, con lo cual se va a cumplir el eslogan de campaña de Johnson: hagamos realidad el Brexit (Get Brexit Done). La opinión pública británica, extenuada ya ante la ausencia de un mandato político vigoroso que pudiera cumplir el resultado del referendo de 2016, votó por hacer posible la separación de la UE.
La victoria tiene un gran significado para los conservadores en la medida en que obtuvieron su triunfo más grande en Westminster desde 1987, causando un terremoto político de grandes consecuencias. La primera de ellas es que el flamante primer ministro, que acaba de ser confirmado en el cargo por la reina, podrá conformar cómodamente su gobierno.
Una de las consecuencias paralelas de las elecciones fue el fortalecimiento del partido nacionalista escocés, lo cual activa la posibilidad de revivir la pugna política para celebrar otro referendo independentista. Con ese desenlace, al consolidarse la salida británica de la UE, también se propicia que Escocia retome su camino para independizarse. Un nuevo frente de batalla que se abre para Johnson.
De otro lado, la derrotada oposición laborista y los partidos liberales demócratas deberán recomponerse. Jeremy Corbyn, el dirigente laboralista, es el primer sacrificado y ya anunció su retiro a partir de enero del año entrante. Es un líder caduco cuyo mensaje no caló. Los laboralistas proponían un segundo referendo sobre el Brexit sin estar convencidos de ello. Eso y el liderazgo fallido de Corbyn persuadieron a los electores tradicionales de ese partido a hacer algo inusitado, votar en masa por los conservadores. Los liberales, por su parte, vieron como su líder perdió su curul en la circunscripción escocesa de Dunbartonshire East y frente a esa derrota anunciaron que el liderazgo del partido va a ser compartido por dos nuevos nombres.
Sin duda la victoria conservadora hace inminente el Brexit. Según Johnson debería llevarse a cabo antes del 31 de enero de 2020, pues ha recibido un mandato irrefutable de los electores en favor de su acuerdo con la UE en octubre pasado y que el anterior parlamento se negaba a avalar.
Los líderes europeos también vieron la victoria como un alivio. La incertidumbre puede llegar a su fin, sin que ello signifique que el camino por venir esté cubierto de rosas. Las consecuencias del Brexit serán complicadísimas, y lo que viene es reconstruir la relación entre el Reino Unido y la UE. Como dice Emmanuel Macron en su reconocimiento del triunfo conservador, “el tiempo de la claridad llegó y deseo que el acuerdo de retiro de octubre pueda ser ratificado lo más pronto posible para tener una salida antes del 31 de enero”. También los mercados acogieron alegremente el anuncio y subieron la libra y las acciones británicas.
Con el Brexit como una realidad inexorable, el nuevo gobierno entrante deberá ejecutar lo prometido y diseñar el país que seguirá a ese costoso divorcio con Europa.