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La diplomacia de Petro

La integración de América Latina tomará tiempo, pero es una prioridad de Petro. Es una manera de marcar territorio más allá de 2026.

01 de julio de 2022
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Mucho se ha hablado de los cambios que piensa introducir el presidente electo Gustavo Petro en el país, pero poco de cómo será su desempeño en el escenario político internacional. Tiene todo servido para lucirse: su retórica siempre afinada para decir lo que a la gente le gusta oír y las condiciones geopolíticas de la región le pueden facilitar las cosas para convertirse en líder más allá de nuestras fronteras.

Petro anunció el giro de la política exterior el mismo domingo de las elecciones. En su discurso de victoria dijo que el calentamiento global será la base de las relaciones diplomáticas de Colombia. Pidió hablar del tema con el gobierno de Estados Unidos y no tuvo que esperar: el martes siguiente recibió la llamada del presidente estadounidense Joe Biden y tuvieron una conversación “muy amistosa”, según Petro. La señal de Estados Unidos es clara y significativa: quieren trabajar la relación con Petro. No se pueden dar el lujo de perder al mejor aliado que han tenido en el sur del continente, y menos ponerse en peleas para dejarle el campo abierto a Rusia y China.

La andanada de llamadas de felicitación de mandatarios latinoamericanos es diciente para Petro. Hay espacio para convertirse en el líder de la izquierda de la región. Ahí está otro signo del giro de la política exterior: la llamada del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Hace varios años que no conversaban los presidentes de Venezuela y Colombia. Petro en su campaña había hablado de restaurar las relaciones diplomáticas. Y este ha sido el primer gesto amistoso del gobierno de Caracas.

La política exterior será primordial para Petro. Es un escenario natural para él. Hay que destacar que la política internacional en Colombia es considerada como una herramienta fundamental de política interna: la buena imagen internacional apoya los programas domésticos. Y Petro lo tiene claro.

El domingo de las elecciones habló de adelantar un diálogo para avanzar en la transición energética con el resto del continente, incluyendo a Estados Unidos, y llamó a los otros países de la región a “construirse alrededor de la agricultura y las reformas agrarias, de la agroindustrialización, de la industria bajo las nuevas tecnologías”.

La diplomacia presidencial estará de moda. Sobre todo, porque Petro es un experto en hablar y en hacer frases que den titulares. Vamos a verlo en el exterior, buscando la unidad latinoamericana, respaldando las acciones contra el calentamiento global y fortaleciendo el apoyo continuo a la paz. La integración de América Latina tomará tiempo, pero es una prioridad de Petro. Es una manera de marcar territorio más allá de 2026.

El cambio climático será además tema clave para la Unión Europea. Allí, Petro tiene muchos aliados acumulados en los últimos 30 años y sabe que puede tener un importante papel en temas ambientales. Es llamativo que desde el primer momento se reuniera con los embajadores de la Unión Europea.

Finalmente, así como el proceso de paz ya va avanzando, hay mucho interés, especialmente en Europa y América Latina, en apoyar las negociaciones con el Eln. Van a ser cuatro años dedicados a buscar la paz con esa guerrilla. Y en ese objetivo, de negociar con el Eln y convencerlos de dejar las armas, juega un papel la diplomacia internacional. El nombramiento de Álvaro Leyva Durán como canciller es prueba de ello.

Leyva tiene 79 años y en su hoja de vida acumula experiencia en temas políticos, también es un hombre que tuvo gran cercanía con las Farc, en particular con Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo. Fue un intermediario de muchas cosas con la guerrilla y estuvo salpicado por uno que otro escándalo en ese sentido.

Leyva pasó por el Ministerio de Minas y Energía, de 1984-1985. Además, fue congresista y presidente del Partido Conservador y siempre participabó de manera activa en diferentes diálogos de paz; entre ellos, el de las Farc, el Eln y el M-19.

Es evidente que la paz va a ser el tema. La pregunta es si el canciller empezará el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela y el arranque de las negociaciones con el Eln, posiblemente en Cuba. Arrancar con Venezuela y Cuba es un golpe a Duque y al 50 % que no votó por Petro, y sería un anuncio de un cambio extremo de política exterior con la bandera de la paz. Se habla, incluso, de invitar a venezolanos a la posesión. Difícil.

Interesante será ver qué tanto un nuevo camino puede ser mejor o no con respecto a temas como estos tan complejos para el país.

Pero en otras áreas habrá continuidad. El medio ambiente, en el que Iván Duque se la ha jugado a fondo, será primordial. Con Duque, a Colombia ya la vienen reconociendo como protagonista en la contribución al enfriamiento global y Petro, como lo anunció, buscará convertirse en vocero del cambio climático en la región.

De todas maneras, el Petro de adentro y el Petro de afuera pueden terminar siendo dos petros muy distintos. De hecho, lo comenzó a demostrar este fin de semana cuando sus declaraciones a medios internacionales fueron muy diferentes a las que dio para consumo doméstico 

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