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¿De dónde sacó Petro que el gas traído de Catar, que está a miles de kilómetros de Colombia y que debe llegar en inmensos buques cargueros, es más barato que el que viene, por ejemplo, del Golfo de México o el que se produce en Colombia?
En plena crisis política luego del caótico consejo de ministros y la salida de varios miembros de su gabinete, el presidente Gustavo Petro viajó a Emiratos Árabes y Arabia Saudita, las ricas naciones petroleras, en una visita que abrió muchos interrogantes.
Si Petro odia al petróleo y al gas, que los considera peor que la cocaína y quiere desterrarlos de Colombia, ¿para qué se fue a hacerle venias a los grandes productores de hidrocarburos? Un mes después de esta visita el país obtuvo la respuesta: Petro viajó con el propósito de traer gas importado de Catar.
Así lo anunció el propio mandatario cuando le ordenó a Ecopetrol –óigase bien, le ordenó, como si él fuera el dueño de la empresa–, que trajera el gas de ese país. “He decidido que Ecopetrol intervenga en la importación de gas y lo compre a Katar (sic)”, dijo Petro, y agregó que lo traería a precios más baratos, como si los precios de los hidrocarburos no los fijara el mercado y como si costara poco importarlo desde tan lejos. Otro cuento más del mandatario.
Y lo más grave es que en un hecho sin ninguna lógica, el Presidente ratifica su decisión de acabar con la soberanía energética colombiana y fomentar las importaciones. “El monopolio de la importación de gas, prohibido por la Constitución, se acaba”, dijo.
¿Cómo es posible que prefiera traer de afuera el gas y el petróleo y deje enterrados estos valiosos recursos en el país? ¿De dónde sacó Petro que el gas traído de Catar, que está a miles de kilómetros de Colombia y que debe llegar en inmensos buques cargueros es más barato que el que viene, por ejemplo, del Golfo de México o el que se produce en Colombia? ¿Cuáles son sus argumentos para decir que es más limpio y menos contaminante el gas importado que el nacional?
Lo que el país deja de ganar por cuenta de la soberbia y necedad con la que Petro ha manejado el tema del gas no es poca cosa: si permitiera explorar gas en campos de Ecopetrol, primero, le inyectaría más recursos a las finanzas públicas, segundo, le ahorraría a la tierra el costo de contaminación del transporte desde Catar; tercero, las tarifas que los colombianos pagan por ese servicio no se dispararían como ha pasado en los últimos meses, y lo más importante, no perderíamos la soberanía del país en gas. Para un personaje como Gustavo Petro, que se la pasa hablando de soberanía y dignidad, pues entregarle la soberanía del país en ese energético a Venezuela o a los jeques árabes es una verdadera derrota. En últimas, podríamos decir que estamos ante la decisión más antitécnica, menos inteligente y hasta más antipatriótica de las que ha tomado Gustavo Petro.
Ya se está importando gas para las plantas de generación térmica y para las industrias y el gobierno pretende importarlo para atender también la demanda de los hogares.
El ex ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, que acaba de salir del gabinete, anunció que Ecopetrol y Petrobras terminaron con éxito las pruebas en Sirius, y ratificó que las reservas estimadas pueden ser de seis terapiés cúbicos, lo que se convertiría en el hallazgo más importante de la historia del país. Porque por ahora siguen siendo estimadas.
Tendríamos más reservas si se hicieran mayores esfuerzos para explorar y explotar los yacimientos descubiertos. Pero con la terquedad del mandatario será imposible hacerlo en este gobierno y al que tome posesión en 2026, por más que se ponga a correr con el tema, ya lo habrá cogido la noche porque la producción de un campo tarda varios años, De hecho, la producción de Sirius está prevista, en el mejor de los casos, para el 2029.
Traer gas importado no solo es más costoso, lo que disparará aún más las tarifas del energético, que subieron entre 11 y 30% de un solo golpe a comienzos de este año, sino que, además, es más complicado porque no existe la infraestructura suficiente para hacerlo. No se puede traer de Venezuela porque no hay un gasoducto adecuado para transportarlo. Además, Colombia solo tiene una planta regasificadora en Cartagena, que no tiene la capacidad suficiente para traer más gas. Y la planta regasificadora en el Pacífico sigue en el aire.
¿Cuándo conocerá la verdad el país de todo lo que está moviendo el gobierno en este tema, que involucra la pérdida de la soberanía energética?