Como si no fuera suficiente con la reforma tributaria (que no tiene aún ponencia lista para su primer debate en el Congreso); o con las invasiones de tierras (que siguen creciendo en varios departamentos); o con el alza sostenida de las tarifas de energía (que hoy el Gobierno debe anunciar cómo mitigarla); o con el significativo aumento que se avecina en el precio de la gasolina; al presidente Gustavo Petro le pareció bien lanzar una idea más y abrir otro frente de debate.
El mandatario dijo que el Gobierno entregará un bono de 500.000 pesos mensuales, medio salario mínimo, a tres millones de adultos mayores que hoy no reciben mesada pensional. Ya lo había dicho como candidato pero ahora como Presidente es otro el cantar. Estamos hablando que costaría 18 billones de pesos cada año.
Una cifra considerable si tenemos en cuenta que la reforma tributaria de 2021 recauda menos ($15,6 billones) o incluso las ganancias de Ecopetrol el año pasado, que fueron diez veces más que las de 2020, también estuvieron por debajo ($16,7 billones).
La primera vez que hizo este anuncio fue como candidato, y causó un gran revuelo porque se habló de que los dineros saldrían de los fondos privados de pensiones y en medio del jaleo propio de la campaña se dijo que se iban a expropiar esos ahorros de la gente.
Más o menos se entendió en ese momento que los recursos de pensiones de los fondos privados pasarían a Colpensiones y con eso se pagarían las nuevas mesadas para quienes no gozan de ellas.
Y eso en parte es verdad pero no es tan simple como eso. La propuesta se conoce como sistema de cuatro pilares, siguiendo un modelo del Banco Mundial, del cual se viene hablando en Colombia en la última década, y que como ha dicho Petro se aplica en Holanda.
El primer pilar abarcaría a todos los trabajadores, les tocaría cotizar obligatoriamente en Colpensiones hasta por cuatro salarios mínimos y el Estado les garantizará una pensión básica. Eso implicaría que más de 18 millones de afiliados hoy a los fondos privados tendrían que pasarse a Colpensiones.
En el segundo pilar estarían quienes devenguen más de cuatro salarios mínimos, su aporte pensional se divide en dos: hasta cuatro salarios lo aportan en Colpensiones y de cuatro en adelante lo aportan a los fondos privados como un ahorro individual, pero sigue siendo obligatorio.
El pilar tres es el del ahorro voluntario, como el que existe hoy, y el pilar cuatro o algunos lo llaman cero, sería el del fondo de solidaridad para dar las mesadas de 500.000 pesos a los no cotizantes.
La operación matemática que hace Petro es que como hoy, según sus cifras, destinamos 14 billones de pesos del presupuesto ordinario para tapar el hueco de las mesadas de Colpensiones, lo que se haría es que con los aportes de estos 18 millones de afiliados que se trasladan de los fondos privados a Colpensiones se puede tapar el hueco pensional. Y de esa manera se liberarían los 14 billones de pesos del presupuesto para pagar el bono de medio salario mínimo para los tres millones de adultos mayores.
Se abren todo tipo de interrogantes. Por ejemplo, la reforma pensional, en teoría, no podría tener carácter retroactivo y estas medidas solo podrían cobijar a los nuevos cotizantes que lleguen, no a los actuales. ¿Se podría cambiar?
Pero todavía es pronto para entrar en esa discusión, porque, entre otras la reforma pensional el Gobierno la tiene prevista para el 2023. Por ahora sí podemos decir que Colombia tiene un gran desafío en cómo poder darle algún tipo de protección al 75 por ciento de las personas mayores que no tienen pensión.
La propuesta busca mayor equidad y ayudar a solventar la calamitosa situación económica de muchos ancianos, y eso está bien. Pero hay que tener cuidado de que no pase lo mismo que en Argentina que, por decisiones populistas, se le otorgó una pensión a todo el mundo, independientemente de si cotizó o no, y se han complicado sus ya graves problemas fiscales.
Por no hablar de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió desde 2018 la pensión universal pero todavía hoy solo le da un cuarto del salario mínimo a los mayores de 68 años. Y justo en estos días prometió que la duplicaría para 2024.
Muchos se preguntan por qué el presidente Gustavo Petro introduce este tema espinoso en una agenda de opinión ya tan congestionada con asuntos polémicos. Y tal vez es precisamente por eso que puso a hablar a la gente sobre el tema del bono pensional esta semana. No solo le sirve para distraer la atención de la opinión sobre algunos enredos de su gabinete, sino que, como su homólogo López Obrador, quiere mantener prendida entre millones de abuelos necesitados la ilusión de que les va a llegar más ingresos en dos o tres años. De esa manera su imagen se mantiene vigorosa, en medio de tantas tormentas mediáticas, sostenida por la esperanza de los más vulnerables