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Con Niño y sin renovables

El sector sostiene que los beneficios impulsados en el pasado se han recortado en un 75% y así es muy complicado hacer inversiones.

24 de mayo de 2023
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Un documento de la Asociación de Energías Renovables SER Colombia puso el dedo en la llaga frente a los problemas que está afrontando este sector, que según el gobierno del presidente Petro es uno de los llamados a liderar la transición energética.

De acuerdo con esta asociación, de los 80 proyectos de energías renovables no convencionales (solar y eólica) que están previstos para entrar en operación este año y el entrante, el 65% de ellos tiene retrasos. Esto es muy grave si se tiene en cuenta que organismos nacionales e internacionales están advirtiendo sobre la llegada inminente del fenómeno de El Niño, que se caracteriza por un fuerte verano que impacta negativamente los recursos hídricos, entre ellos el agua de los embalses.

Hay que señalar que Colombia tiene una de las matrices energéticas más limpias del planeta ya que cerca del 68% de la generación de energía eléctrica del país proviene de las hidroeléctricas, un 30% de las térmicas a gas y carbón y menos del 2% de renovables no convencionales.

Impulsar estas últimas fue uno de los logros del gobierno de Iván Duque de manera que la participación de las energías solar y eólica aumentará entre el 10 y 12% en la matriz energética de aquí al 2030. Pero paradójicamente, en el Gobierno del Cambio estos proyectos están frenados. Si bien los problemas vienen de años atrás, es necesario que se les busque una solución.

Son muchos los anuncios, los discursos y los trinos de la actual administración, sobre la necesidad de acelerar la transición energética, pero no se ven mayores acciones para lograrlo, por lo menos en los que se refiere a las energías eólica y solar. Los 80 proyectos de renovables no convencionales representan inversiones por 3.400 millones de dólares y 3.330 megavatios, con lo que se podría atender las necesidades de consumo energético de 1,8 millones de colombianos. Es decir que representan cerca del 20% del total de la generación del país, un poco más de lo que suministrará Hidroituango.

Pero 52 de estos proyectos no avanzan, llevan años de retraso por los eternos problemas que nadie quiere solucionar, entre ellos las demoras en las consultas con las comunidades, que se han vuelto un tema de nunca acabar en departamentos como La Guajira y Cesar, donde se concentrarán los mayores parques eólicos y solares.

El otro gran cuello de botella son los trámites de licencias ambientales ante las diversas autoridades como la Anla y las corporaciones autónomas regionales entre ellas Cardique, Corpocesar, Carsucre, Corpomacarena y la CAR de Cundinamarca. Tramitar una licencia ambiental se ha vuelto un procedimiento interminable por los múltiples requisitos que le exigen a las compañías operadoras de estos proyectos. Ojalá el mismo interés lo pusieran las corporaciones en los departamentos donde la deforestación está en aumento, como en el Putumayo.

Además, los proyectos no avanzan por el cambio en las reglas de juego, los trámites ante la Unidad de Planeación Minero- Energética (Upme) y el Ministerio de Minas y Energía o los permisos pendientes ante alcaldías, la ANI y el Invías. Y para rematar, este gobierno que dice ser el promotor de las energías limpias, aprobó en su Plan de Desarrollo un aumento del 1% al 6% en las transferencias que pagan las empresas que construyan estos proyectos, lo que terminará afectando su desarrollo. El sector sostiene que los beneficios impulsados en el pasado se han recortado en un 75% y así es muy complicado hacer inversiones.

La demora en la construcción de estos proyectos nos puede salir muy costosa si de verdad resultan ciertas las previsiones de que el fenómeno de El Niño va a ser intenso. Si baja mucho la capacidad de generación de los embalses por el descenso en las aguas, el país tendrá que recurrir a las plantas térmicas, que se mueven con gas y carbón, para atender la mayor demanda energética. Desde ya expertos del sector están alertando sobre un posible aumento en las tarifas de energía por este fenómeno climático.

Todavía no está en plena operación Hidroituango, que generaría 2.400 megavatios de energía pero que por ahora solo cuenta con dos unidades en funcionamiento, aunque la empresa aseguró que están trabajando a pasos acelerados para que antes de finalizar este año entren otras dos unidades. Además, varios proyectos de transmisión, como los de ISA y el Grupo Energía Bogotá también están atrasados por los mismos problemas. Por eso el papel de las energías eólica y solar es fundamental, porque se convierten en una fuente de respaldo para el suministro de energía si se presenta alguna coyuntura como la que se avecina con El Niño.

La ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, sostiene que el país está preparado para afrontar un fenómeno climático adverso, descarta un racionamiento de energía y dice que los generadores han recibido alrededor de 68 billones de pesos en los últimos 17 años por concepto de cargo por confiabilidad, para que entren a funcionar en momentos críticos.

Esperemos que sea así y El Niño no nos coja sin estar debidamente preparados. .

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