El primero de julio se cumplió el aniversario número cien de la fundación del partido comunista chino (PCCh). El partido fue creado en Shanghai por 13 seguidores entusiastas de la revolución bolchevique y hoy cuenta con 95 millones de militantes en un país de 1.400 millones de habitantes.
El día del aniversario el periódico oficial (Renmin Ribao) dedicó un largo editorial a los logros del partido. El editorialista recorre el periplo desde que “el pueblo se puso en pie hasta las inmensas contribuciones a la civilización y al progreso de la humanidad, después de 72 años de socialismo o, dicho de otra forma, desde que el PCCh se tomó el poder en 1949”.
Una versión cómoda de la historia, porque olvida mencionar que no existe un mandato popular en China; es una autocracia. Además, los errores políticos del partido y las persecuciones costaron la vida a millones de personas. Hubo épocas terribles, como en los años setentas, cuando China estuvo cerca de la hambruna. No existe la libertad de expresión; hay una censura brutal a la prensa y al internet.
Loable, hay que reconocer, que, desde hace treinta años, la economía despegó hasta llegar ser la segunda en tamaño del PIB, con pronósticos de crecimiento que hacen que pueda superar a Estados Unidos en diez años. Sin lugar a duda, se trata del autoritarismo más exitoso de la historia.
En esas condiciones el partido es hoy más poderoso que nunca. Se mantiene en el poder porque gobierna el país con mano dura y vigila celosamente a la población, pero también porque ha sabido dar golpes de timón para cambiar de dirección cuando fue necesario, como lo hizo con el liderazgo de Deng Xiaoping desde 1978 y abrió las puertas al capitalismo pasando de una economía planificada a una economía de mercado, sin renunciar al poder centralizado.
En ese entonces se cerraron muchas firmas propiedad del Estado y se privatizó la vivienda. Así mismo, es muy importante, como lo señala la revista The Economist, que los frutos del crecimiento de la economía se han irrigado a toda la población. Los chinos hoy gozan de un mejor nivel de vida, tienen acceso a la tecnología, salud y educación.
Bajo la égida de Xi Jinping, el actual secretario del PCCh, se ha dado un retorno a la ideología, con una rehabilitación del maoísmo y del socialismo, con características chinas. Una deriva que ha sorprendido a muchos pero que tiene una explicación clara: el retorno a las raíces rojas, a la pureza ideológica, a eliminar el veneno occidentalizante, busca que el PCCh se mantenga en el poder. Con múltiples referencias al marxismo-leninismo, el mensaje de Xi en la ceremonia de aniversario ha sido claro: frente a un entorno internacional difícil, China debe estar movilizada de forma permanente como en tiempos de guerra, bajo la dirección del partido.
Todo parece indicar que aumenta la tensión entre la ideología del partido y la realidad económica del país, algo que se creía superado desde 1980. Como aseguraba un cuadro del PCCh “China está todavía en la etapa del socialismo y estará en ella hasta 2050, pues el capitalismo no es un buen camino. El comunismo es un ideal y el socialismo es la forma realista de gobernanza que debe llevar a ese ideal”. Una frase que recuerda, por si alguien pensaba lo contrario, que el PCCh sigue siendo comunista
![[En video] Cinco gatos entrenados para seguir comandos](http://estaticos.elcolombiano.com/binrepository/426x224/38c0/349d224/none/11101/NXTJ/cinco-gatos-entrenados-imagen-destacada_48234004_20250703122843.jpg "[En video] Cinco gatos entrenados para seguir comandos")
