Diego Londoño
@elfanfatal Crítico de música
Se nos fue el 2018 entre discos, videos, conciertos, premios, nuevos artistas, y la presencia activa de la música colombiana en el mundo. Nos tardamos en aparecer en el radar mundial con nuestra música, como no pasó con Cuba, Argentina y México, pero ahora estamos acá y sin lugar a dudas no solo somos referencia e influencia, sino presente y futuro.
La salsa, el vallenato, el rock, el rap, la música popular, el reggaetón, el folclor y la música tropical hicieron de Colombia un país protagonista y propositivo que entendió las necesidades de la industria, en algunos casos la modificó y se metió en el imaginario colectivo de Iberoamérica.
¿Qué pasó este año con nuestra música?
Primero, que además de la reinvención que ha sufrido toda la industria musical, se ha respetado la memoria y desde muchos espacios se ha entendido la importancia de la raíz, de los clásicos, de los pioneros que antes veíamos como algo anticuado, envejecido y sin importancia, y ahora, cada vez las nuevas generaciones ven en esa historia un valor incalculable que hay que revisar para poder seguir adelante.
Ligado a eso, entendimos y demostramos que no se necesita una trayectoria de décadas para sobresalir y hacer grandes cosas con canciones. Anteriormente se juzgaba la calidad por los años de trayectoria, pero gracias a nuevos artistas, se demostró que sí, “la calidad no se improvisa”.
En todos los premios musicales, la presencia fue arrasadora, desde las nominaciones hasta los mismos galardones. Muchas de las radios entendieron que el oro está en apoyar lo de acá, sin perder la universalidad e importancia de lo que pasa afuera. Además, que eso de la payola es tan desleal con nosotros mismos, que se cae y desvirtúa por si solo.
Tuvimos homenajes necesarios a personajes históricos de nuestra música, como una reivindicación del importante pasado que tenemos, como un legado imborrable por más que pase el tiempo.
También que los festivales musicales de la actualidad, entendieron que además de las tendencias actuales, de moda y de venta, es importante la memoria y que en esa misma memoria está el presente. Ahora en las nuevas parrillas de programación tenemos clásicos que demuestran por qué lo son, porque no caducan, porque nunca morirán.
Tuvimos al artista más sonado en Spotify, J Balvin, un personaje que demostró que reggaetón es un nombre y que la música es universal.
Muchos de nuestros artistas, que le apostaron a de verdad vivir de esto, demostraron que se pueden llenar neveras con canciones, y eso antes para una sociedad como la nuestra era imposible.
El radicalismo tan referenciado en los años ochenta y noventa, y esa competencia desleal entre artistas al parecer acabó, o cada vez se ve menos, porque como dicen por ahí unos amigos queridos de la música colombiana, LosPetitFellas, “Lo fácil de odiar bandas, habiendo tanto banquero...”
Porque los viejos regresan y regresan con cosas nuevas, porque los nuevos aprenden de ese conocimiento, porque antes de mirar afuera miramos adentro, porque hubo reinvención, colaboración, y porque más allá de un presidente mostrándose tocando cuanta guitarra se le apareciera en el camino, las guitarras sí se vieron y sí sonaron en nombre del país. Este fue el año de nuestra música. Ahora, vendrá un 2019 lleno de retos y de más sonido ¿Están listos? ¡Feliz año!