Sin tilde en la o, a lo paisa. Colaborar es un verbo que no puede ser sin que existan dos o más personas en la relación. Colaborar es trabajar con otro para lograr algún fin. Sin embargo, ese verbo cambió su sentido popular hace mucho. Ahora todo el mundo lo pronuncia para pedirle al amigo un favor sin que cobre por sus servicios. Colaborame con unas ideas, colaborame y le hechas un vistazo a tal situación y me decís qué pensás. Colaborame con la llegada tarde, colaborame con la trampa, colaborame con el pasaje, colaborame y subite por la de atrás, colaborame y no digás nada.
En el mundo culinario también sucede, muy a menudo, por cierto. El dueño de restaurante que no sabe nada del negocio y consigue un cocinero amigo para que le colabore con la carta, para que le sugiera la comida, para que le colabore con el menú ideal para poder salir exitoso en la empresa. El cocinero también lo hace, le pide al subordinado que le colabore con unas horitas más, que no verá reflejadas en su sueldo al final de la quincena, porque fue una colaboración, en el aire queda ese: “fuiste querido y querés seguir trabajando conmigo, no hacerme enfadar y mantener el empleo”. Colaborame, quedate callado.
Lo contrario a no colaborar es ser mezquino. Si no colaborás, sos malo, no cooperás. El que no colabora es un sapo, es un melindroso que no soporta trabajar sin ganar nada a cambio de que yo gane mucho. No lo llamen a él, ese no colabora, dice el amigo. Colaborar ahora, es un verbo sinónimo de tapar, de ocultar, de ser testigo y no decir nada, colaborar es lo mismo en nuestra sociedad que ser compinche, secuaz, cómplice.
Esa vuelta la hacemos, no se preocupe que yo tengo alguien que nos colabora, dicen en los pasillos de los edificios públicos. Esa multa la podemos borrar, allá hay alguien que nos colabora. Tengo un amigo tal que conoce a otro amigo de tal, para que nos colabore con el permiso. Nos paran en el momento de la infracción y le decimos al guarda de tránsito: venga, colabóreme. Al agente de policía también lo invitamos a que colabore cuando estamos en aprietos.
Colaborar huele mal en nuestra sociedad, esa palabra atrista. Cuando colaborame aparece en la frase, no es para trabajar unidos, es para comprar silencios, saltar filas, evitar la sanción, es un guiño compraconciencia, colaborame es sobornar. Mucho más podrido inclusive que corromper, porque cuando decimos colaborame, violamos la conciencia del otro, escupimos su moral, pisoteamos nuestros valores, la solidaridad y la decencia.