El comunicado de las partes es confuso. Preocupa la insistencia de las Farc en que se emplee el término dejación de armas y no entrega. No se trata solo de un asunto semántico sino de fondo. Esas armas las va a recibir quién, cómo y qué se hará con ellas...
Se aparenta que quien verificará y recibirá las armas será la ONU, pero, si se lee con cuidado, el documento remite a la Celac, integrada por países poco amistosos con Colombia, con excepción de cuatro de sus integrantes: Argentina, México, Honduras y Costa Rica. El resto, en el problema de la frontera con Venezuela, por ejemplo, votó en contra o se abstuvo. Es decir, la ONU es garante pero no son sus países y miembros los directos encargados del operativo, que es civil, sino miembros de la Celac u alguna ONG que ellos vinculen que sabemos qué perfil tendría.
Se habla de una Comisión Tripartita en la que están las Farc. La ONU preside, coordina, pero en últimas la guerrilla será juez y parte en la verificación. ¿Qué podemos esperar de ellos mismos garantizando la entrega de sus armas?
Por ningún lado se habla de destrucción de las armas. Entonces, en manos de quién van a quedar. La concentración y el desarme deberían ser verificados con libertad por la ONU, pero el organismo, para ser estrictos, depende de lo que digan las partes.
Y se habla de llegar a un cese bilateral del fuego en medio de un conflicto con otros actores armados que aún están activos. En esto hay más dudas que certezas.