Hay un gran desafío con la gestión de los residuos plásticos, un material muy útil, muy utilizado y con grandes bondades de impermeabilidad, eficiencia, peso y resistencia, lo que hace que tarde mucho en degradarse. Esa mezcla de factores genera grandes retos ambientales.
Muchos de los usos del plástico, alrededor del 50 %, son cortos: bolsas, envases, cubiertos, vasos y pitillos. Frente a esto debemos promover su uso racional, su reutilización y proyectos de máximo impacto económico, a través de la economía circular, expresada en el reciclaje y creación de nuevos productos desde los residuos.
El caso del impuesto a las bolsas plásticas, que entró en vigencia en 2017, realmente ha impactado las ventas en cerca del 35 %, sobre todo en el sector formal del material.
Consideramos que si bien el impuesto impacta, la reducción se debe más a un cambio de cultura del consumidor al reutilizar las bolsas y utilizar otros empaques, lo cual es positivo.
La industria plástica en Colombia genera unos 220.000 empleos directos, pero cuando se habla de restricciones o prohibiciones a su uso el impacto es mucho mayor: afectaría a más de 60.000 recicladores y dispararía precios de bebidas, alimentos, aceites y otros productos.