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Columnistas | PUBLICADO EL 28 febrero 2023

Una reforma sin salud mental

Un miedo que se acumula y se vive también físicamente, pero que sigue siendo vergonzante y que, más grave aún, no es prioridad todavía para una ministra, médica psiquiatra.

Por Amalia Londoño Duque - amalulduque@gmail.com

Tenía 14 años. No recuerdo muy bien el proceso ni las razones de mi angustia, pero viví a esa edad mi primera crisis de ansiedad.

Hay algunos recuerdos del ardor en el pecho, de esa sensación punzante que oprime los pensamientos, los movimientos, el cuerpo.

Durante varios años en mi adolescencia tomé medicinas que para ese entonces resultaron útiles y me ayudaron a atravesar mejor la situación. Era una época en la que no era normal visitar a un psiquiatra y tampoco estaba bien visto ir a terapia. Siempre sentí que lo que me pasaba era muy extraño, que no le pasaba a otros.

Fue tanto así, que una vez cuando vi a un amigo visitando el mismo psiquiatra que yo consultaba, tuve un alivio que me ha hecho quererlo desde entonces. Éramos muy jóvenes para entender por qué estábamos ahí, pero habernos encontrado permitió que habláramos del tema con tranquilidad durante todos esos años.

Según el ex ministro de salud Fernando Ruiz, “Colombia tiene aproximadamente 1.200 psiquiatras, concentrados la mayoría en ciudades capitales”.

El país tiene 1.123 municipios.

“Tenemos un crecimiento gigante de problemas de salud mental y un municipio promedio en un año tiene más de 150 intentos de suicidio. No hay médicos psiquiatras para ir a los municipios atendiendo gente”, aseguró en una entrevista para Caracol Radio la semana pasada.

El ex ministro reaccionaba a la pregunta por la propuesta de la nueva reforma en relación con la salud mental.

Y es que en el proyecto presentado, extenso, difícil de entender para quienes no somos del sector y que ha tenido también una mala difusión y muchas fakes news de por medio, este tema tiene un pequeñísimo capítulo en el que de manera muy genérica se propone atender los problemas de salud mental con visitas periódicas de psicólogos a territorios rurales donde actualmente no hay ninguna atención.

Por otro lado se habla de nuevas plazas en psicología porque debido a la escasez de psiquiatras en el país, gran parte de la atención en salud mental, la tendrían los psicólogos.

Y de ahí en adelante, poco.

No se habla de las cifras de suicidio de los municipios y ni siquiera un párrafo sobre la salud mental en menores de edad. Y, aunque la ministra Corcho menciona todo el tiempo el “sistema preventivo de salud” que propone, de la prevención en salud mental no se habla casi y la propuesta de las visitas territoriales parece un chiste ante la urgencia de acción que exige este tema en el mundo entero.

La vida en las grandes ciudades se hace más difícil en estos tiempos acelerados; la inestabilidad en los trabajos, la pobreza, la desprotección de tantos migrantes, la falta de oportunidades para jóvenes, la nociva ideología del éxito que nos venden en redes sociales y el envejecimiento sin garantías, solo incrementan el miedo. Un miedo que se acumula y se vive también físicamente, pero que sigue siendo vergonzante y que, más grave aún, no es prioridad todavía (y que curioso) para una ministra, médica psiquiatra.

¿Acaso la reforma a la salud no es una gran oportunidad para por fin darle prioridad a la salud mental?

Amalia Londoño Duque

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