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Una moneda
al aire

Yo no les pido opinión porque no sepa qué hacer si no, precisamente, porque creo saberlo. Parece terquedad, pero no lo es. Es mi intuición buscando un poco de refuerzo.

25 de junio de 2023
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  • Una moneda al aire

Por Sara Jaramillo Klinkert - @sarimillo

La queja más recurrente de mis amigos es que suelo pedirles ayuda para tomar decisiones, pero casi nunca les hago caso. ¿Si lo tenías tan claro para qué pediste mi opinión?, preguntan desconcertados cuando ven que hago justo lo contrario a sus consejos. Me justifico diciendo que yo no les pido opinión porque no sepa qué hacer si no, precisamente, porque creo saberlo. Si la respuesta está alineada con lo que previamente he decidido siento una enorme tranquilidad y entonces sé que no me estoy equivocando. Parece terquedad, pero no lo es. Es mi intuición buscando un poco de refuerzo.

Hace poco leí un libro autobiográfico de Helen Macdonald llamado H de halcón. En él, la autora narra cómo enfrentó la depresión que le supuso la muerte de su padre entrenando justo eso: un halcón. Pasó meses sola, encerrada en su casa, intentando descifrar el misterio de semejante criatura salvaje. Meses sin hablar con nadie, sin oír a nadie, sin ver a nadie para no alterar al ave. Meses vigilando la respiración, los sonidos de su cotidianidad y hasta el más mínimo de sus movimientos para no ser confundida con una presa y terminar siendo atacada en la sala de su propia casa. Un mal paso y el halcón habría podido rasgarle la piel con sus garras afiladas como cuchillos y su pico diseñado para desprender la carne de sus presas.

Helen creía que estaba entrenando a un halcón, pero en realidad estaba emprendiendo un viaje de autoconocimiento. Sin ninguna distracción diferente a observar al ave, llegó a identificarse con ella, a pensar como ella, a conectar con su yo primitivo, a desarrollar una suerte de sexto sentido que le indicaba la forma correcta de conducirse y sobrevivir, no solo al ave sino a sí misma. «Mi conducta y mi atención estaban más allá de mi control consciente. Algo dentro de mí me ordenaba cuándo y dónde debía pisar, sin que yo supiera por qué. Puede que fuera un millón de años de evolución, puede que fuera intuición», escribió. Al final, con la ayuda del ave, Helen no sólo superó el oscuro abismo que se la estaba tragando, sino que logró elevar su sentido de la intuición a niveles muy altos. De ahí en adelante, su forma de tomar decisiones fue más acertada porque estuvo mediada por la capacidad de escucharse a sí misma y no por la impulsividad de sus emociones. «Cuando no estés seguro de algo lanza una moneda, porque cuando esté en al aire te darás cuenta de qué lado estás esperando que caiga», dijo Thomas Shelby en la serie Peaky Blinders. Imposible explicarlo mejor. Ahí está, una vez más, la intuición disfrazada de azar.

Yo sí creo que, en el fondo, todos tenemos las respuestas y las claves para determinar qué camino tomar, lo que pasa es que no nos oímos, no confiamos en nosotros mismos, no encontramos la forma de conectar con nuestro interior. Son muy pocas la personas que nacen con el sentido de la intuición desarrollado, al resto de los mortales nos toca cultivarlo. Yo lo hago a punta de escritura y meditación. Los animo a que encuentren qué les funciona, con seguridad hay opciones más fáciles y seguras que entrenando un halcón.

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