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Columnistas | PUBLICADO EL 22 diciembre 2022

Una feliz Navidad

En todas las democracias del mundo el pueblo, con su voto o con sus firmas, decide. En Colombia no se respeta la voluntad de un pueblo que todavía cree en la democracia.

Por Juan Gómez Martínez - redacción@elcolombiano.com.co

Mi deseo, para todos los colombianos, es que tengan una feliz Navidad. Entiendo que no es fácil que se haga realidad ese deseo, ante un gobierno nacional violador de todas las normas y de una alcaldía de Medellín que ha mostrado su incapacidad y torpeza para gobernar.

Por fortuna, si no ha sido capaz de acabar con Medellín en estos tres años funestos, espero que, en lo que le falta, su incapacidad le impida cumplir con su deseo. Para lo único que ha sido bueno es para darse el lujo de aparentar que los aciertos de otras administraciones han sido de su autoría. La puesta en marcha de los dos primeros generadores de Hidroituango, obra que tanto atacó y que hizo todo el esfuerzo para acabar con ese importante proyecto, ahora pretende que le creamos que es una obra positiva de su administración. Lamentablemente tiene quiénes lo respalden y no se cumpla lo que aprobó el pueblo de Medellín con sus firmas, para llamar a votaciones por la revocatoria del mandato. En todas las democracias del mundo el pueblo, con su voto o con sus firmas, decide. En Colombia no se respeta la voluntad de un pueblo que todavía cree en la democracia.

Si ampliamos el panorama y pasamos al país, sí que estamos mal. Un presidente, elegido con muchas dudas, pasa por encima de la justicia y libera a unos delincuentes que, por sus delitos, pagaban penas intramurales después de ser juzgados por el poder judicial. Ese presidente desconoce la división de los poderes en una democracia y asume uno que no le corresponde. Nadie dice nada.

Ahora, con los dineros públicos y en un año electoral, Petro destina 3.1 billones para los jóvenes y madres cabeza de familia y, así, ganarse el agradecimiento de la comunidad que se traduce en votos, para conseguir las alcaldías de los principales municipios del país y la opinión favorable de los diputados y concejales que se elegirán. Un aprovechamiento político de los dineros públicos y nadie dice nada.

Al alcalde de Medellín todavía le queda un año de mandato y de acciones para hacerle daño a la ciudad que lo eligió. Un año con sus funcionarios desconocedores de la ciudad a los que poco les importa el desarrollo y progreso de Medellín. En un año estarán de regreso a sus ciudades de origen y lo que dejan en Medellín los llenará de orgullo por el daño que hicieron.

El presidente Petro estará haciéndole los mayores daños a Colombia, más de tres años en el poder y, los órganos de control apoyando todos sus desaciertos y violaciones de la Constitución y la ley, como es la liberación de condenados para que le presten servicio a su ego y no a la patria. El pueblo y la registraduría así lo quisieron, tendremos que aceptarlo con resignación de colombianos.

No nos podemos equivocar de nuevo. No sólo tenemos que salir a votar por los mejores, sino exigir y esperar que la registraduría y los órganos de control cumplan al pie de la letra sus compromisos con la patria.

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