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Columnistas | PUBLICADO EL 21 octubre 2019

Un nobel polémico

Por Enrique López Encisoealopezen@gmail.com

El Premio Nobel de Economía de este año, concedido a Banerjee, Duflo y Kremer “por su enfoque experimental para aliviar la pobreza global”, ha sido muy controversial. La adjudicación del premio es disruptiva en muchos aspectos y de ahí los cuestionamientos.

Hay que destacar que los galardonados produjeron en muy poco tiempo un cambio de fondo en la forma como se produce la investigación en economía, por medio de la utilización de experimentos aleatorios controlados. Kremer, por ejemplo, hizo su primer experimento hace menos de veinte años, midiendo los efectos de ofrecer comida gratis, uniformes y libros de texto en el rendimiento de estudiantes elegidos al azar en escuelas de Kenia, y compararlo con el de otros estudiantes que no recibían nada.

El trabajo de estos nobel se ha hecho de la mano de las ONG y los gobiernos, con el propósito de producir políticas públicas, pasando mucho tiempo con las comunidades estudiadas, lo cual puede mejorar la calidad de la investigación, y recolectando información de miles de personas durante muchos años. Un tipo de trabajo distinto al que usualmente se hacía en la academia en Economía. Los nuevos premiados son además emprendedores que dirigen de forma muy profesional equipos gigantescos compuestos de expertos en muestreo, coordinadores de campo, implementadores de política y asistentes de investigación. Todo con el objetivo de acabar con la pobreza.

Una cosa es reconocer la necesidad de mejorar el conocimiento de los efectos de los programas para reducir la pobreza para mejorar su diseño e implementación y otra otorgar un nobel como este que, hasta el momento, premiaba las contribuciones al desarrollo de la teoría económica, aun siendo aportado por otras disciplinas como la sicología, en tiempos recientes.

La señal que se está dando es que la llamada corriente principal se estaría alejando de la buena teoría, las grandes preguntas, los modelos generales, la comprensión de las interdependencias y de la necesidad de la coordinación, y los problemas clásicos relacionados con la producción, el crecimiento y la distribución. Se estaría concentrando en problemas de pequeña escala, experimentales y ejercicios sin teoría. Como dice irónicamente un autor (Klein, 2019), la preocupación de muchos economistas hoy es “cual es mejor paquete estadístico”.

A Deaton, el también premio nobel, no le gusta el enfoque porque considera que el método experimental aleatorio tiene un alcance práctico muy limitado. Los resultados de estos ejercicios solo son válidos para la muestra seleccionada en el experimento, que muchas veces se elige por conveniencia, y no se pueden generalizar ni siquiera para la población de la cual se extrae la muestra. De esa forma no puede construirse una teoría del desarrollo que de contera alivie la pobreza.

Los experimentos pueden hacer parte de un conocimiento acumulado, que se combine con otros métodos, e incluso contener desarrollos metodológicos y teóricos, y que contribuya a una mejor comprensión de la realidad, pero no pueden sustituir la explicación de los fundamentos del desarrollo y de las causas de la pobreza y la desigualdad, sobre cuya base se diseñan las políticas públicas para reducirlas o eliminarlas. Las evaluaciones pueden contribuir a mejorar las intervenciones puntuales, a “aliviar la pobreza”, pero el objetivo es entender sus causas y erradicarla. El debate está abierto.

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