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Columnistas | PUBLICADO EL 23 octubre 2022

Tan campantes

Funcionarios y contratistas de la alcaldía de Medellín, narraron que la directora técnica de la Secretaría de Salud, impartió instrucciones para contratar a personas que no cumplían con el perfil de los cargos solicitados.

Por Bernardo Guerra Hoyos - cerocorrupcion@bernardoguerrahoyos.com

La tolerancia de la secretaria de Salud de Medellín, Andree Uribe Montoya, con una serie de irregularidades respecto a la contratación de personal, ha quedado al descubierto luego de que varios ciudadanos entregaran información sobre el delicado asunto.

Funcionarios y contratistas de la alcaldía de Medellín, relacionados con el desarrollo del contrato de Apoyo a La Gestión que inició el pasado 14 de febrero con la Universidad Ces como operador, por un monto cercano a 6 mil millones de pesos, narraron que para comienzos de marzo, la directora técnica de la Secretaría de Salud, Mónica Sánchez, con el visto bueno de Andree Uribe, impartió instrucciones para contratar a personas que no cumplían con el perfil para los cargos solicitados, hecho que fue rechazado por integrantes de la supervisión del contrato.

Ante la situación planteada, Andree Uribe citó una reunión con los supervisores y, no obstante, que se le demostró que los candidatos no cumplían con los perfiles, la secretaria de Salud, insistió en ampliar los perfiles para respaldar a la directora técnica.

Mientras la subsecretaria administrativa y financiera, Narda Moreno, disfrutó de su licencia de maternidad, Andree Uribe encargó a su amiga Mónica Sánchez, conocidas desde su paso por el Ministerio de Telecomunicaciones.

Aprovechando esta palomita en el cargo, Mónica Sánchez, introdujo una modificación al contrato con el Ces, mediante la cual se crearon y adicionaron unos perfiles.

Investida con la autoridad del cargo, entregó a la abogada supervisora varias hojas de vida de abogados para que fueran contratados de apoyo a la gestión, señalando que los mismos ya habían sido avalados por la secretaria Andree.

Como dice el dicho popular que “donde manda capitán no manda marinero”, en el Ces cumplieron la orden de contratar al personal referido. Hecho que deja ver la inutilidad de un operador para dicho contrato.

Entre el personal contratado se encontraban tres abogados especializados, con asignación mensual de 7 millones 500 mil pesos, que solicitó expresamente la subsecretaria encargada. Una de ellas, amiga personal de la funcionaria, sólo trabajó 10 días debido a su probada incapacidad para el cargo.

La subsecretaria Mónica Sánchez no podía desaprovechar la ventaja de estar en el círculo del poder para que fueran contratados unos familiares, incluido su esposo Nelson Fernando Jaime Rincón, ambos oriundos del departamento de Boyacá.

Resulta que a Nelson Fernando el Ces le terminó el contrato de manera unilateral al conocerse el conflicto de intereses y a pesar de la inconformidad de su esposa.

Ante la irregularidad, la secretaria solicitó que renunciara a su encargo en la subsecretaría y regresara a la dirección técnica y, ordenó trasladar a los funcionarios de carrera de la Secretaría de Salud a otras dependencias de la alcaldía para tratar de ocultar el problema. Lo insólito es que la directora técnica siga tan campante en el cargo.

¿Será posible que el personero de Medellín, William Yeffer Vivas, por fin investigue con celeridad y sancione la corrupción estructural de la administración de Daniel Quintero como es su deber constitucional?

Post Scriptum: ¿Qué opinan los lectores de que en la Contraloría General de Antioquia se adecue el perfil de la subcontraloría para una psicóloga por ser hermana del cuestionado político y “abogado” Julián Bedoya? ¿Entramos en la era del Control Fiscal Psicológico?

Bernardo A. Guerra Hoyos

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