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Columnistas | PUBLICADO EL 21 diciembre 2019

SOBRE TANTOS IMPUESTOS

Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGELmemoanjel5@gmail.com

Estación Alcabala (palabra de origen árabe que quiere decir impuesto sobre la compra y el ejercicio del comercio) a la que llegan los que compran y venden (Iva); los que ya compraron, pero deben seguir pagando (predial, rodamiento, Soat); los que ganan una lotería o heredan; los que hacen un trabajo extra y pagan de nuevo salud (no sé qué clase de impuesto cubre el pago doble de salud); los que preguntan si las pensiones también deben pagar o ya casi; los que reciben bonificaciones y no pagan; los que tienen exenciones y buscan más; los de la mano larga por debajo del escritorio y hasta las gallinas, por si alguna pone un huevo de oro, y el ganado, que ese sí camina tranquilo y pasta, pero no falta el loco que lo vuelva impuesto a ojo. Y así, del nacer al morir, se paga sin que esté claro qué pasa con este dinero producido por el trabajo y no por el parasitaje, que donde se paga impuestos es abundante.

La Revolución Francesa creó al citoyan (ciudadano) y lo definió como la persona que paga impuestos por vivir en la ciudad. A cambio, puede ser educado, mantenido sano, tener vivienda, ser elegido y hacer parte de la ciencia y el arte. Hasta aquí, lo definido por Girondinos, Jacobinos y Sans Culottes, tiene un enorme sentido, pues los impuestos tienen como objetivo crear un buen ciudadano. Y tan bueno, que no necesite ser reprimido sino amparado en la creación de industrias, centros científicos y culturales, grandes clases medias, comercios regulados y ruralización del campo.

Los impuestos entonces, a más de sostener los salarios y obligaciones del Estado, tenderían a crear país, patria (donde logro vivir bien y por eso defiendo este derecho), identidad y justicia permanente. Muchos países han logrado esto (Suiza, Dinamarca, Noruega, Suecia etc.), pero no pasa igual por estas tierras de tanto calor y delirios, donde se cobra impuestos por lo que sea (salvo a las élites), la clase media es escasa y la educación algo tan difuso como las brumas de las ciénagas. ¿Nos falta una Revolución Francesa ya que Independencia no hubo? ¿Confundimos los impuestos con algo que impide desarrollarnos? ¿Se disuelven como los aires enrarecidos de las miasmas? Lo cierto es que algo pasa y los ministros de Hacienda y sus asesores deberían dar cuenta de qué se hace con lo que se paga y por qué unos pagan y otros no.

Acotación: Los impuestos son para invertir en los puntos que hacen a un país y le dan seguridad económica, social y educativa. Y antes que servir para maquillar y hacer propaganda, deben cumplir con lo más esencial de toda sociedad: no hacer que se sienta miedo. Los ciudadanos pagamos impuestos para no sentir miedo, pero lo sentimos y entonces preguntamos: ¿qué hacen con nuestros impuestos? La respuesta es....

José Guillermo Ángel

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