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Decía Gandhi que si uno está en paz consigo mismo, ya al menos hay un lugar seguro en el mundo.
Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com
Estación Reverso, a la que llegan los que construyen con lo poco que tienen, los que creen en la naturaleza y le ayudan, los que miran y ven una oportunidad en cosas mínimas, los que no se quejan y responden con hechos, los que creen porque la inteligencia y las manos les ayudan, los que legitiman títulos porque han aprendido y entendido, los que saben que la patria no es un terreno, sino lo bueno que hay en ella, los que enfrentan problemas para resolverlos, los que hablan después de haber hecho (mostrando logros), los que no desprecian las ciencias ni las humanidades, sino que las convierten en herramientas, los que son buenas personas a pesar de tanta violencia, los que le hacen pasito a la Tierra para que no le duela (como me dijo un operario de bulldozer), los que entienden que el país es una identidad y lo van construyendo con sitios seguros (como armando un rompecabezas), los que dan direcciones en las que nadie se pierde, los que aparecen poco en los medios debido a que no causan miedo, en fin, gente con valores y principios, que si bien es poca lo que hacen es mucho.
Decía Gandhi que si uno está en paz consigo mismo, ya al menos hay un lugar seguro en el mundo. Y bueno, leyendo (en Colombia hay que leer mucho para no caer en las trampas de quienes manejan el miedo como estrategia), un hermoso libro me ha dado un abrazo y espacio para saber dónde estoy entre gente buena. El libro, Magdalena (historias de Colombia), de Wade Davis, me ha puesto en condición de creer y en obligación de hacer. Y degustando he viajado por el país (siguiendo la ruta del río que es la espina dorsal) encontrándome con todo tipo de asombros y bellezas, aprendiendo sobre otros y sabiendo que la panga y la chalupa, el camino a las montañas y la biodiversidad son símbolos que deberían estar en el escudo nacional y en la boca y corazón de todos los niños y los adultos que siguen siéndolo.
Wade Davis, reconocido antropólogo canadiense, ha venido a Colombia para ver lo más hermoso y humano, y narrarlo de manera objetiva desde la antropología (ciencia que contiene los haceres y diversidades humanas), usando el mejor método para entender las cosas: que lo entendido en el cerebro pase por el corazón, que viendo se encuentre lo bello en lo que se observa y oye, que encontrar a quien abrazar es lo mejor que puede pasarnos. Y el resultado ha sido Magdalena, nombre que según la Biblia es pecar para arrepentirse y, en el arrepentimiento, convertirse en pan y miel. Es un grial.
Acotación: Wade Davis nos muestra el país que no vemos, así como Kurt Levy nos mostró a Carrasquilla. Y es increíble, si no es por gente así, no sabemos dónde vivimos.