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Columnistas | PUBLICADO EL 06 marzo 2022

¿Síndrome de impostora?

Sentir que no se es suficiente, que no se hizo bien el trabajo o que no se es tan inteligente conlleva a que las personas con síndrome de impostor no tomen riesgos por creer que no están a la altura del reto.

Por María Luisa Zapata T. - JuntasSomosMasMed@gmail.com

El síndrome del impostor, por primera vez nombrado en los años setenta, se refiere a la dificultad que presentan las personas exitosas para reconocer sus propios resultados. Es un síndrome que sufren tanto mujeres como hombres. Sin embargo, en el ámbito organizacional pareciera predominar principalmente en las mujeres. Al leer algunos de los tantos artículos publicados sobre el tema, especialmente en publicaciones organizacionales como Harvard Business Review, reitero que los sesgos que nos condicionan y las relaciones culturales que nos unen crean preconcepciones que nos hacen ver como personas inseguras y faltas de confianza.

Sentir que no se es suficiente, que no se hizo bien el trabajo o que no se es tan inteligente conlleva a que las personas con síndrome de impostor no tomen riesgos por creer que no están a la altura del reto. Son personas con mucho miedo al fracaso y que trabajan por debajo de su potencial debido a la falta de confianza en los resultados. Es un temor generalizado, así lo explican estudios publicados por la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología, y una sensación aterradora. Esto es más común de lo que creemos. Intente poner la conversación en sus grupos laborales para darse cuenta de que no está sola.

Lo bueno del asunto es que gracias a que, en años recientes, las mujeres hemos tenido una más amplia participación en escenarios de toma de decisiones, hoy contamos con estudios que analizan las organizaciones y nuestros propios perfiles, nos comparan y brindan información clara para proponer acciones afirmativas y soluciones concretas, entre otras, a barreras como las que se pueden presentar por estos estereotipos. En un estudio de Korn Ferry y Fundación Rockefeller, realizado en 2017, compararon los atributos de cincuenta y siete mujeres líderes de compañías y los contrastaron con los atributos ideales de los CEO. No seremos entonces tan impostoras, desde que el estudio demuestra que las mujeres líderes cuentan con rasgos como adaptabilidad, curiosidad, toma de riesgos, foco, tolerancia a la ambigüedad, empatía, asertividad, perseverancia y orientación al logro, en niveles ideales para ocupar estas posiciones. Incluso, según este mismo estudio, tenemos una mejor integración de características, como nuestra apertura a las diferencias, la confianza y la credibilidad.

Dos de los elementos concluyentes del estudio se conectan con esta circunstancia e invitan a actuar de manera decidida por el reconocimiento del talento y del trabajo de las mujeres. Sugiere crear las condiciones para que en las organizaciones podamos identificar rápidamente a las mujeres que cuentan con estas características para que hagan parte de procesos clave en la organización e invita a diseñar procesos de acompañamiento a través de mentorías que desarrollen su potencial y donde se incluyan experiencias para conocer integralmente el negocio.

Mujeres, no dudemos. Exaltemos nuestros liderazgos diversos, seamos también nosotras quienes pongamos la conversación en la mesa para acompañar ese talento de alto potencial. Contamos con todos estos atributos y muchos más, no tenemos que estar cortadas todas con la misma tijera 

María Luisa Zapata Trujillo

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