viernes
3 y 2
3 y 2
El último informe publicado por el Dane para el trimestre noviembre 2022 - enero 2023 dice que la informalidad laboral en Colombia es del 57.9%. Casi 2 de cada 3 colombianos. Pero esta no es la estadística más sorprendente de este informe: el 85% de los trabajadores de las microempresas son informales, mientras que en empresas medianas y grandes, este porcentaje es del 10% y 5% respectivamente.
Por otro lado, al consultar el último informe del mercado laboral -también de enero de 2023- muestra la distribución de los empleos por sector en el país. En este documento, mas de 11 millones de colombianos (de un total de poco más de 15 millones de total de empleados), de los cuales casi 6 millones son mujeres, trabajan en sectores que requieren de jornadas laborales que van mas allá de las 6 pm y trabajan los domingos: comercio, restaurantes, bares, entretenimiento, industria.
¿Por qué son importantes estos datos? Porque al mirar la reforma laboral presentada por el gobierno del presidente Petro al Congreso, es difícil entender cómo se hablan el objetivo del gobierno en materia de empleo con las consecuencias negativas que seguramente traerá la reforma. El discurso, por un lado, habla de mayor creación de empleo de calidad para los colombianos, el impulso a la economía popular y las pymes, habla del cierre de brechas entre diferentes grupos poblacionales -rural y urbano, hombres y mujeres- y de la estabilidad laboral. La propuesta contenida en la reforma, en cambio, probablemente no logrará nada de lo anterior.
El texto propuesto por el gobierno desincentiva de manera importante la contratación de trabajadores formales, por dos razones fundamentales: una, la elevación del costo laboral, que algunos estudios han estimado en hasta 35%, como consecuencia de la ampliación de las horas nocturnas y domincales que van con recargos y del incremento en la liquidación de los trabajadores despedidos; la otra, por una reforzada estabilidad laboral, en donde despedir un trabajador se vuelve un proceso prácticamente imposible.
Por todo lo anterior, hay estimaciones de algunos gremios en donde calculan un posible incremento del desempleo en Colombia de entre el 4.5% y el 5.5% como consecuencia de esta reforma. El nivel actual de desempleo en Colombia es del 13.7%, por lo que no sería raro ver números del 16 o 17% en los próximos años, una verdadera catástrofe para este país. Y tampoco va a ser raro que la brecha entre el empleo de hombres y mujeres, una de las batallas más grandes de los sectores sociales y populares de Colombia, se amplíe mucho más; ni que las pymes y la economía popular sigan postradas en la informalidad.
Para solucionar el problema estructural del empleo en Colombia se requiere de un mercado laboral más flexible, no más rígido, como lo propone el gobierno. Esta rigidez, gracias a los incentivos perversos que trae para la generación de empleo, está hecha para favorecer realmente a una minoría laboral: los sindicatos y sus miembros, que agrupan un poco más de 1 millón de personas, están felices. Lamentablemente estas organizaciones laborales, que deberían impulsar reglas para dar más empleo y de mejor calidad, pareciera que han perdido su esencia y buscan es el privilegio de unos pocos, por encima del bienestar de muchos.