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Columnistas | PUBLICADO EL 22 marzo 2023

Se enredó en las espuelas

Sospechamos que quienes fueron a ese encuentro salieron, si no desilusionados, sí más confundidos de lo que entraron. No se aclararon las dudas sobre la estabilidad jurídica empresarial y los impactos en el mercado laboral y de salud pública.

Por Alberto Velásquez Martínez - redacción@elcolombiano.com.co

Hace una semana planteábamos aquí que existía zozobra en este cuatrienio de Gustavo Petro por lo que podría ser un cambio de modelo económico. Nuestra sospecha la acaba de confirmar el mismo presidente cuando expresó ante el concilio de empresarios antioqueños, “la necesidad de cambiar el modelo económico”. Quiso suavizar la afirmación al agregar que su modelo no es el socialismo sino el de “industrializar el país”. Se enredó en las espuelas al tratar de convencer a los empresarios de que quiso decir lo que no dijo.

Una cosa es cambiar el modelo económico y otra corregir el modelo industrial. Este se mueve dentro del engranaje del sistema de libertad de empresa. No son idénticos, pero van de la mano.

Esa confusión nace de las improvisaciones, cuando no se tiene claridad en las ideas y conceptos y se cree que el auditorio está compuesto por grupos de ingenuos o de ignorantes en las materias que se discuten. Petro confundió los estadios y sus asistentes. Una cosa son los discursos teatrales improvisados desde un balcón con desbordamientos pasionales. Otros son los foros compuestos por gente que razona y argumenta, que conoce a fondo la materia en discusión. Un pobre espectáculo porque a medida que intentaba aclarar las ideas, más se enredaba. Era como la mula metida en el barrizal, que mientras más chapaleaba para salir, más se hundía.

Contrastó su improvisada exposición con el discurso bien argumentado y sólido del presidente del Grupo Argos, Jorge Mario Velásquez. Hizo un análisis sobre la historia y el desenvolvimiento de la cultura económica paisa desde la colonización antioqueña por el sur de Colombia hasta la construcción de la sociedad anónima. Fue un repaso del modelo emprendedor, productivo y democrático de la región, logrado a través de la suma del ahorro, del trabajo, del capital y del esfuerzo colectivo para alcanzar el progreso nacional.

En ambos discursos se pudo notar la visión antagónica moderna de cada uno sobre el desarrollo de país. Mientras el también presidente de la junta directiva de Proantioquia, Jorge Mario Velásquez, lo fundamenta en el eje Estado–Empresa–Academia, Petro ve su modelo de progreso en el estatismo. Lo basa en un Estado “leviatanesco”, reduccionista de la iniciativa privada como socio del desarrollo. En la disertación petrista se reflejó la improvisación, sin polo a tierra. La otra, cabeza de Proantioquia, en el análisis meditado y racional.

Pero bajo el supuesto de que la propuesta presidencial sea el cambio de modelo industrializador y no de modelo económico, ¿cuál sería el protagonismo de la libre empresa? Porque sospechamos que quienes fueron a ese encuentro salieron, si no desilusionados, sí más confundidos de lo que entraron. No se aclararon las dudas sobre la estabilidad jurídica empresarial y menos sobre los impactos en el mercado laboral y de salud pública que tendrán las reformas sociales que hacen fila para entrar en los debates en el Congreso.

Lo que sí quedó claro es que el sector empresarial privado quiere dialogar. ¿Estará Petro en condiciones de escucharlos con seriedad? Lo dudamos. .

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