Pico y Placa Medellín
viernes
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Por Sara Jaramillo Klinkert - @sarimillo
Comerse un cuadrito de chocolatina da placer. Seguir con otro y otro y otro hasta terminar la barra entera da muchísimo placer. Tomarse un café ni se diga. Encontrar una camisa en promoción da placer. Asaltar el pote de helado a medianoche da placer, especialmente si se come de pie frente al congelador abierto. Comprarse otros tenis da placer. Y otro jean y otra chaqueta que no necesitas pero es que está muy barata. Recibir cien likes da placer y cien comentarios da aún más placer. Arañar el pan recién salido del horno da placer. El sexo da placer. Escuchar tu canción favorita da placer. Comprarse el último Iphone da placer. Arrancarse los pellejitos del borde de las uñas da placer. Recibir halagos da placer. Que te miren y te pongan atención cuando hablas da placer. Dormir con las sábanas recién lavadas da placer. Una hamburguesa doble con papas fritas da placer. Que tu equipo gane da placer, igual que las películas, los libros, el teatro y los conciertos.
¿Si son tantas las cosas que nos generan placer por qué entonces somos cada vez más infelices? Por una sencilla razón y es que los placeres son fugaces. Te terminas la chocolatina y el placer se acaba. Los tenis nuevos dejarán de gustarte cuando salga otro modelo nuevo. Ves la notificación y te emocionas, pero un segundo después la olvidas por ponerte a esperar otra. La felicidad, en cambio, proviene de una sensación más profunda y sostenible de satisfacción. Se obtiene a través del contacto con la naturaleza, los amigos, la familia, la comunidad. Está en dar, en compartir, en los hobbies, en ayudar, en sentirse querido, en amar, en aprender cosas nuevas, en admirar, en regalar y, por supuesto, incluye dosis reguladas de placer.
Tomarse una copa de vino da placer, pero compartirla con las personas que amas da felicidad, porque lo que cuenta aquí no es el vino sino el amor, que es lo único que perdurará cuando la botella se termine. Comprar flores da placer, pero sembrar un jardín da felicidad. Mudarse a una casa más grande da placer, pero tener un hogar da felicidad. Que te aumenten el cupo de la tarjeta de crédito da placer, pero no tener deudas da felicidad. Caber en una talla seis da placer, pero estar sana da felicidad. Según el doctor en Biología Molecular, Estanislao Bachrach, está científicamente comprobado que el exceso del neurotransmisor asociado al placer (dopamina) inhibe el neurotransmisor asociado a la felicidad (serotonina), por eso, cuanto más placer buscamos más infelices somos, no hay ninguna duda para la ciencia», concluye.
Observen esto: el placer casi siempre puede comprarse, la felicidad, por su parte, no la venden en ningún lugar, si se construye bien a lo largo de la vida debería ayudarte a resistir los momentos de tristeza. Construirla no es tan difícil. Menos azúcar y más caminatas al aire libre. Menos compras y más contemplación. Menos redes sociales y más encuentros reales. Menos televisión y más movimiento. Menos alcohol y más meditación. Menos inmediatez y más respiración. Menos quejas y más autoconocimiento. Sólo así nos daremos cuenta de la trampa: el placer son simples gotas, la felicidad, en cambio, es el mar entero.