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Ayúdenme a no estorbar

09 de marzo de 2025
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  • Ayúdenme a no estorbar

Por Sara Jaramillo Klinkert - @sarimillo

Los que vienen de familias numerosas se identificarán con esta escena. Es domingo y va llegando el mediodía. Los tíos anunciaron que vienen a almorzar. La mamá lleva toda la mañana arreglando la casa y cocinando, por supuesto, ya está cansada. Aunque la casa es grande los niños revoloteamos justo en la cocina (para qué son las cocinas y las mamás sino para revolotear en torno a ellas), a veces, se nos une la tropa entera de perros. La mamá se tropieza con ellos, se tropieza con nosotros, se ofusca, «por qué será que esta casa nunca está en calma», reclama. Caigo en cuenta de la hecatombe que se avecina y pregunto si puedo ayudar en algo. Mis hermanos adhieren al ofrecimiento: no queremos quedarnos sin almuerzo, sin mamá y sin la visita de la parentela. Ella nos mira y responde: «¿Saben qué? Ayúdenme a no estorbar». Pasarían años antes de aprender la lección: si no sumas, revísate, puede ser que estés restando. Y es importante saber cuándo eres tú el que resta y cuándo es alguien más.

Recordé lo anterior porque en estos días me preguntaron que cómo me celebraban el Día de la mujer. ¿Celebraban? A mí jamás me han celebrado tal cosa, me celebro yo sola y lo hago todos los días. Para empezar evito a los que restan, a los que me impiden ser yo, a los que esperan que actúe de determinada manera sólo porque tienen un único tipo de mujer en sus cabezas. Restan tanto como los niños y los perros en la cocina, los que por salir del paso regalan rosas y todavía creen que las esperamos ansiosas con un jarrón lleno de agua. Restan los que no se detienen ni un segundo a reflexionar acerca del sentido de este día, que es todo, excepto una celebración. Restan los que dan un regalo costoso para portarse mal el resto del año sin que les pese tanto la conciencia. Restan los que reenvían por Whatsapp masivamente a todas las mujeres que conocen las consabidas tarjetas rosadas, con dibujitos tiernos y mensajes cursis elaborados en letra pegada. «Tu hermosa sonrisa ilumina los días más oscuros». «Guerrera de vida, forjadora de sueños, luchadora incansable, el mundo es mejor gracias a mujeres como tú».

Insisto en que las mujeres deberíamos celebrarnos a diario y la razón es que aún nos cuesta creer que somos valiosas, principalmente, porque el sistema lleva siglos intentando convencernos de lo contrario. Celebra visitando lugares a los que nunca hayas ido, descubriendo nuevas autoras, directoras, artistas, científicas, explotando sin miedo tus dones, siendo un referente para las que vienen detrás. Cómprate tus antojos, apúntate a clases de baile, de karate, de natación, ensaya el corte de pelo que a ti te guste, adopta el gato, elige tú la película del cine, escápate un fin de semana tú sola, en fin, se trata de tener una cita contigo misma, se trata, en definitiva, de reconciliarte con la energía femenina que es tan potente que la quisieron aplacar por años. Ahora es el tiempo del incendio, el tiempo de avivar las llamas. Mira bien a tu alrededor y recuerda: todo lo que te impide arder, estorba.

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