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Por estos días, se habla por los gurúes del análisis laboral que sería conveniente en nuestro país otra estrategia del ‘salario emocional’.
Por Rubén Darío Barrientos G. - opinion@elcolombiano.com.co
Países Bajos, es el lugar que menos jornada laboral tiene en el mundo: 29,8 horas semanales, seguido por Ruanda con 29,9 horas y por Irak, con 31,6 horas. La de Alemania es de apenas 4 días a la semana. ¡Y quién lo creyera!, Colombia es de los países del mundo donde la jornada laboral es más extensa: la máxima es de 8 horas al día, 46 horas a la semana (el 15 de julio de este año, ya será de 44 horas). Entretanto, Dinamarca, Noruega, Austria e Irlanda, rondan las 33 horas semanales.
En China, varios millones de niños entre los 12 y los 16 años fabrican juguetes en condiciones de esclavitud y trabajan 16 horas diarias (7 a.m. a 11 p.m.), tienen 15 minutos para comer un infeliz arroz y 4 horas para dormir en cuchitriles situados en el piso bajo de la propia fábrica. No obstante ello, y de la gente que labora bajo explotación a cambio de comida y dormida, en la legislación de dicha república popular, no se contempla jornada superior a 8 horas diarias y 44 a la semana. Pamplinas. De igual manera, Suiza, Suecia, Alemania, Australia, Italia y Bélgica, se sitúan en 35 horas semanales.
En Venezuela, Chávez redujo la jornada laboral. La disminuyó de 44 a 40 horas semanales. Por supuesto que subyacían dos razones muy desiguales: fue un acto dictatorial y su tinte fue populista. Maduro, conserva estos tiempos. A su vez, en Nicaragua también se aminoró la jornada laboral (es de 45 horas). En Taiwán, cursó una enmienda para atenuar la jornada de trabajo a no más de 40 horas.
Es de anotarse que los grandes sindicatos de Alemania, Francia y Suecia, han ejercido fuertes presiones a los gobiernos y han logrado imponer reducciones de jornadas de trabajo. Hay razones de búsqueda de aperturas de oportunidades laborales, aumento de las eficiencias y equilibrio de vida y trabajo. El magnate mexicano Carlos Slim, propuso en 2023 una fórmula exótica: semanas laborales de 3 días con cargas de 12 horas por jornada. Dijo este millonario hombre que así se generaría más empleo sin afectar la productividad. Nadie le paró bolas.
Los grandes analistas del mundo, han coincidido en algo: pasar más horas en la oficina no es sinónimo de mayor productividad. Y hay un hecho sintomático de esta aseveración: las naciones industrializadas son las que menos tiempo laboran. En otras palabras: los países con jornadas laborales más mesuradas, son los más desarrollados. En dicha línea de pensamiento, podría considerarse que Colombia (en la cúspide de tiempo de laboriosidad), es improductiva a morir. Por estos días, se habla por los gurúes del análisis laboral que sería conveniente en nuestro país otra estrategia del “salario emocional”. Se refiere, verbigracia, a 6 tardes en el año para realizar vueltas personales, 5 días adicionales al tiempo legal de vacaciones, las tardes de los viernes libres y las tardes del día del cumpleaños para el empleado. Ya hay empresas en esta onda, con aplicaciones –desde luego– a cargos ejecutivos y niveles altos.
Su origen es europeo y allí se soporta en la siguiente trilogía: “menos estrés, más compromiso y mayor productividad”. ¿Puede trasplantarse esta mutación cultural a nuestro territorio? Suena a utopía, pero podría darse un cambio de chip. ¡Que todo sea en nombre de la productividad!