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Hasta que haya ley de sometimiento, que ni se ha presentado ni debatido en el Congreso, no hay forma de mantener unos diálogos que en ausencia de marco jurídico no llevan a ninguna parte.
Por Rafael Pardo Rueda - opinion@elcolombiano.com.com
Recibí el jueves pasado un mensaje de Luis Enrique Nohra, un compañero de colegio, años atrás, en la que hace una exhaustiva recopilación de las fallas del gobierno, incluidos los factores externos y aspectos heredados del gobierno anterior. A continuación intento un resumen con mis aportes para el análisis.
Lo más preocupante es que todo lo siguiente podría estar gestando un sentimiento nacional contra el actual gobierno, que puede explotar hacia el primer trimestre del 2024, después de las alzas de inicio de año, con consecuencias imprevisibles .
Empecemos por las alzas en las tarifas de energía, gas, peajes, gasolina y acpm; una Creg (comisión de energía y gas) que ha perdido su último integrante, (el jueves nombraron otro, pero todavía no hay quorum para tomar decisiones); un impuesto a los ultra procesados, un salario mínimo en el 2024 por encima de diez por ciento y con los efectos sobre una mayor inflación.
Sería deseable que el Gobierno no ceda en uno de sus pocos aciertos como es solucionar el déficit que heredó en el Fondo de Combustibles ante las presiones de sectores como taxistas y camioneros, pues entraría en una contradicción peligrosa para las finanzas. Así también se hace necesaria la claridad en la política minero energética por efectos inmediatos del fenómeno del Niño entre otros.
Volviendo a los factores que oscurecen el panorama está el de millones y millones de afectados por las reformas a la salud, laboral, pensional y de justicia, que no ven luz verde y mientras tanto los respectivos sistemas colapsan por falta de soportes institucionales o mecanismos de transición entre los sistemas actuales y los que se pretenden. Además del desabastecimiento de medicamentos con un Invima que duró más de un año sin director.
Otro, las organizaciones armadas ampliando su presencia en un 20 por ciento adicional en los territorios, además de cientos de retirados del ejército y la Policía que han debilitado a la fuerza pública.
Y como si fuera poco la paz total en su mayor crisis. Con la liberación del padre de Luis Díaz se presenta ahora un dilema con el ELN: seguir negociando, romper o reiniciar bajo condiciones fundamentales como el fin de los secuestros y la extorsión o intentar la figura de diálogos regionales. Sin la negociación con el ELN, no hay posibilidad de continuar la política de paz total. Por lo cual, romper no es una salida, y habrá que ver el talante del gobierno para retomar una negociación con condiciones serias.
Hoy nuevamente estamos ante un paro armado en el Choco. Una situación demencial. De otra parte el Estado Mayor Central (EMC) se retiró de la negociación argumentando incumplimientos del gobierno por considerar que el acto de retirar la fuerza pública del corregimiento del Plateado, era una violación al cese al fuego, y como si fuera poco inauguraron en un municipio de Nariño, cual autoridades, una vía y cortaron la cinta.
Hasta que haya ley de sometimiento, que ni se ha presentado ni debatido en el Congreso, no hay forma de mantener unos diálogos que en ausencia de marco jurídico no llevan a ninguna parte. Y mientras tanto, las bandas se trasladan a las ciudades por las fallas de la Paz total. Las ciudades están llenas de delincuencia planteando un desafío sin igual para los nuevos alcaldes elegidos.
En fin, el panorama no es positivo y mucho menos cuando desde la Casa de Nariño no hay luces de cambios, cuando además los factores externos no parecen ser favorables al punto que las proyecciones de crecimiento económico para el continente son bajas.