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Como sus abuelos murieron uno después del otro, la niña le pregunta a su mami, por qué los abuelitos se acaban tan ligero.
Por Óscar Domínguez Giraldo - oscardominguezg@outlook.com
“Mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía!”, dice mi pariente Bécquer en una de sus rimas. (Por duchazo bautismal se llamaba Gustavo Domínguez). A sus espaldas, diría que con feas también habrá poesía, así ellas no hayan sido mi fuerte. Y no es por lamberles.
Ahora, mientras haya niños, también habrá historias como las siguientes:
Próxima a abordar el bus escolar, la niña le pregunta a su mami si no pueden dejar el estudio para cuando esté grande, ya que no le gusta el “safriquificio” de tener que madrugar.
En un programa de televisión le preguntan a un niño su fórmula para acabar con la pobreza. El pequeñín no se paró en pelos y compartió la receta: que los que tienen plata les den a los que no la tienen, y cuando estos consigan plata, a su vez, les den a los que no la tienen, y así.
El pequeñín visitaba el taller del escultor que tallaba un pedazo de madera que finalmente se convirtió en caballo. La pregunta al artista no tardó: “¿Cómo sabías que el caballo estaba allí?”, (del libro El mundo de Sofía).
Andrés Felipe le notifica a su amiga Angélica, soltera de profesión: “Necesito que consigas novio y tengas un bebé porque yo voy a crecer, y no voy a estar siempre contigo y tú no puedes quedarte solita”.
Como sus abuelos murieron uno después del otro, la niña le pregunta a su mami , por qué los abuelitos se acaban tan ligero.
Recuerdo que mi hija cuando era niña cogía una cartilla, hacía como si leyera y se inventaba historias como esta: “... y entonces el árbol se juntó con la árbola...”.
A Sandra, de seis años, de visita en el zoológico, le interesa saber, ¿cuánto demorará el osito bebé para ser tan grande como su mamá?
El niño Rafael le preguntó a su padre cuántas gotas tiene el océano. El taita aceptó que la pregunta era muy buena y le dedicó tiempo a encontrar la respuesta. “Al final del domingo vino a buscarme con un número enorme”. (Ese taita es el científico Rodolfo Llinás. La anécdota anda publicada en la revista Bienestar, de Sanitas).
El papá le pedía que se comiera la zanahoria y Ame le dijo: “Los conejos comen zanahoria. Los niños y los humanos comen “guyur” (yogurt)”.
Cuando estaba niña, a Claudia le preguntaron que quería hacer cuando fuera grande y respondió: Quiero que me paguen por leer. Hoy es editora.
Cargar un nieto es como cargar la patria (Noemí Sanín Posada).
Pregunta Elena, de cuatro años: ¿Cierto que los animales que no nos gustan no existen?
El abuelo le pregunta a su nieto Rodrigo, de siete años, por qué está despierto a las seis de la mañana. “Porque me fascina vivir”.