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Columnistas | PUBLICADO EL 16 marzo 2021

Milosevic y los crímenes de lesa humanidad

Por Francisco Cortés rodasfranciscocortes2007@gmail.com

El presidente de la República de Serbia (1991-1997) y de la República Federal de Yugoslavia, Slobodan Milosevic (1997-2000), conocido como “El Carnicero de los Balcanes”, fue detenido por la policía Serbia, tras perder las elecciones, y entregado por el nuevo presidente Vojislav Kostunica al Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia (ICTY), para su juzgamiento por crímenes de guerra, genocidio y crímenes contra la humanidad (01.04.2001). Pero murió antes de la finalización del juicio, tras haber logrado todo tipo de dilaciones (11.03.2006). Este caso permite apreciar lo difícil y tortuoso que es procesar y juzgar a un criminal de estos alcances.

En 1991, cuando se produjo la desintegración de Yugoslavia, se pudieron apreciar las consecuencias de su propio pasado sanguinario y violento. Durante la Segunda Guerra Mundial, el fascista Estado Independiente de Croacia, siguiendo a sus aliados nazis, cometió graves atrocidades contra serbios y judíos y creó campos de concentración para realizar matanzas étnicas. La memoria de estas matanzas alimentaron un odio feroz entre serbios y croatas.

Posteriormente, con el fin de la Unión Soviética y la muerte de Josip Tito, Yugoslavia vivió una agitación política que llevó a su división en varios estados de base étnica: serbios, croatas, bosnios, eslovenos, albaneses, que condujo a la independencia de estas comunidades nacionales del gobierno serbio.

Entre 1992 y 1995 se libró una guerra civil en Bosnia, que incluyó el genocidio y la limpieza étnica por parte de los serbios que pretendían establecer su propio Estado étnico dentro de Bosnia. Otra zona de conflicto fue Kosovo, que era mayoritariamente de etnia albanesa. En 1998, Milosevic emprendió una ofensiva militar, mató a 1.500 albaneses-kosovares y expulsó a miles del país. Otro hecho dramático en Bosnia fue la caída de Srebrenica en julio de 1995, donde fueron masacrados siete mil musulmanes bosnios.

Ante estos hechos, Estados Unidos, Europa Occidental (Otan) y la ONU, decidieron involucrarse militar y judicialmente, para buscar poner fin al conflicto y juzgar a quienes habían cometido estos graves crímenes. La Otan comenzó los ataques aéreos contra Serbia el 24 de marzo de 1999, sin el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, y sin utilizar tropas terrestres, lo que permitió a Serbia aumentar la crueldad de su limpieza étnica.

El ICTY acusó a Milosevic por los crímenes ya mencionados. Los serbios, liderados por él, fueron considerados responsables de controlar 900 campos de prisioneros, dirigir unos 90 grupos paramilitares, y haber cavado más de 150 fosas comunes. Realmente el “Matarife” de los Balcanes. Sin embargo, acusar y detener a Milosevic no fue una tarea fácil y las veces que se intentó, desencadenó un terremoto político porque fue protegido por las autoridades políticas y judiciales serbias, que practicaban la justicia espectáculo de estilo estalinista. Era necesario imponer un castigo a este genocida porque, como dijo Madeleine Albright, "si los arquitectos de la guerra y la limpieza étnica en Bosnia quedan impunes, la lección para los posibles Milosevic de todo el mundo nos pondrá en peligro a todos". Recuerden esto

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