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El Congreso de la República tiene en frente uno de los momentos políticos más retadores desde que le dio paso a la Asamblea Nacional Constituyente en 1990. Enfrentará, en una misma legislatura, las reformas a la salud, pensiones, laboral y el Plan Nacional de Desarrollo. ¿Serán conscientes de semejante responsabilidad? Esperamos que así sea porque las reformas “express” en temas tan esenciales como estos son un peligro.
Nuestra Constitución es el lugar de encuentro del país que queremos tener. Y aunque 32 años después ha tenido muchas modificaciones, es una carta que, en su momento, nos dio esperanza de unión, equidad, paz y hoy sigue siendo un texto potente, guía y faro.
Los Congresistas tienen en este momento especial una responsabilidad que transciende los intereses particulares o cálculos electorales de la coyuntura.
Senadores y representantes deben concentrarse en los detalles. Una aprobación descuidada y descoordinada de las reformas que están sobre la mesa pondría en riesgo avances que, aunque insuficientes, han permitido un mayor progreso material del país, control de la inflación, mejora en la cobertura de la afiliación a la salud y ahorro pensional.
Se trata de defender también el espíritu de la Constitución, de un Estado Social de Derecho soportado en un gasto público eficiente, en alianza con una economía de mercado abierta al mundo.
Los ciudadanos estamos llamados a acompañar y vigilar la discusión pública de las reformas, sin embargo, en el marco de la democracia representativa, serán los congresistas quienes, con su voto, tomarán la decisión definitiva.
El reto técnico es enorme. Implica comprender los problemas públicos que, a los expertos en materias específicas les cuesta años entender con claridad, y anticipar consecuencias que puedan afectar la vida de millones de colombianos. Este es sin duda un momento diferente de país, retador como ninguno, y el Congreso es protagonista: podrán ser héroes o verdugos.
Lo del rigor técnico es en serio. Por ejemplo: si después de las reformas a la salud y pensiones los sistemas se quedan desfinanciados, se necesitarían más reformas tributarias que pongan impuestos adicionales a los ya aprobados el año pasado por este mismo Congreso. O en caso de que la reforma laboral baje la cantidad de afiliados ¿quién pagaría a la mayor cantidad de pensionados que, con justicia, quiere incluir la reforma pensional?
Los partidos y sus líderes tienen también la obligación de hacer este proceso de cara a la ciudadanía: transparente y sensato. Es el trabajo, una vejez digna, el país y la vida misma lo que nos estamos jugando. Los Congresistas tendrán que explicar, en el espacio de lo público, las razones que los llevaron a tomar esas decisiones y asumir, de ser el caso, los costos políticos y una posible sanción social.
Lo que estamos esperando del Congreso es capacidad y vocación para ver la foto completa del reto, que prevea, entienda y explique las relaciones y consecuencias en temas tan complejos.
Pedimos responsabilidad, amor por el país, deseo de construir y actuar con honorabilidad. Qué primen los intereses superiores de Colombia, lo demás podría ser muy peligroso .
*Presidenta Ejecutiva Proantioquia .