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El articulista Ricardo Puentes Melo, en Periodismo sin Fronteras, aprovecha el nombre del medio para traspasar todas las fronteras de la ética periodística, al publicar un sartal de mentiras sobre hechos conocidos por los colombianos. Actúa sin fronteras, ni reales ni morales.
Se refiere a la reunión del presidente Uribe con Juanpa –como le gusta que le digamos– el 12 de noviembre de 2016, cuando trataron sobre el plebiscito negado por los colombianos y el documento de entrega de la Patria a los grupos violentos, narcotraficantes, violadores de niños y todos los delitos imaginables.
Dice el señor Puentes que la reunión fue en la casa del presidente Uribe. Que fue con Claudia Bustamante. Falso, la reunión fue en un local abierto al público en cercanías del aeropuerto José María Córdova, Claudia Bustamante no asistió a ella, no estuvo en el recinto de la reunión. Al presidente Juanpa –como le gusta que le digamos– lo acompañó el ministro de Defensa, el doctor Villegas, y quien asistió con el presidente Uribe fui yo. Villegas y yo fuimos testigos de lo que allí se dijo.
Sobre el lugar de la reunión, dice el periodista Puentes Melo que “Uribe se dio el gusto de que Santos, junto con el ministro de Defensa, fueran a negociar a su territorio”. Como ya se dijo, fue en un territorio neutral, cerca al aeropuerto y con la presencia en el exterior de la sala de la reunión, de infinidad de periodistas en espera de los resultados de entrega o rendición. Uribe ni se entregó ni se rindió.
Que el hoy presidente Duque fue “consensuado para consolidar los malditos acuerdos de La Habana”. Falso, Duque ni asistió ni se mencionó en la reunión. Duque, por supuesto, no se comprometió para nada y no se enteró de lo que se conversaba.
El presidente Uribe se limitó a enumerar los puntos del documento de entrega de Colombia a las Farc, con los que no estaba de acuerdo y que había que suprimir o modificar sustancialmente.
En varios momentos nos pidieron el favor de que nos retiráramos para hacer una llamada telefónica. ¿Llamadas a quién? Debemos suponer que a los compañeros de firma del documento de entrega de la patria. Era una responsabilidad compartida entre desgobierno y delincuentes. Sería bastante incómodo que nos diéramos cuenta de sus interlocutores en momentos tan difíciles para el Gobierno y para Colombia.
La historia se debe contar con la verdad. Estamos en un momento de peligro para la patria, porque las nuevas generaciones no vivieron ni conocen la verdad de lo que padecimos en las décadas finales del siglo pasado. No saben de los secuestros indiscriminados en las carreteras. No saben de las quemas y los carrosbomba en las residencias de los dirigentes gremiales y empresariales. No vivieron ni conocen que no se podía salir por las carreteras de Colombia. No saben, ni se les ha contado, que los cultivos ilícitos han sido la fuente y razón para muchos asesinatos de miembros de la Fuerza Pública y de muchos colombianos de bien. No conocen la verdadera historia contada con la verdad, la mentira nos conduce al caos en que vivimos.