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La cifra de 9,5% de población de 5 a 16 años por fuera del sistema escolar publicada hace unos días por el Ministerio de Educación (MEN) esconde una grave realidad del país: las grandes diferencias entre departamentos. Se suponía que el cambio iba a contribuir a reducir esas brechas, particularmente de los departamentos rezagados o con mayor pobreza, sin embargo, no ha sido así. Las palabras, el discurso y el llamado a la calle sin ejecución de políticas públicas, o ausencia de estas que es peor, no impactan las brechas regionales ni mejoran las condiciones de vida.
La información suministrada por el mismo MEN demuestra que a 2023, 14 departamentos tienen una proporción de estudiantes por fuera del sistema, mayor a la de todo el país; además, para este mismo año, 20 departamentos aumentaron dicha proporción incluso con respecto al 2015 y al 2019 (año de prepandemia). Departamentos como Vaupés y Vichada tienen las mayores proporciones de población fuera del sistema escolar (44,8% y 32,4%); seguidos por Guainía y Amazonas (28,4% y 24,2% respectivamente). Departamentos como Putumayo, Nariño, Huila, Córdoba presentan aumentos entre 5 y 10 puntos porcentuales en la proporción de estudiantes al margen del sistema educativo en el período 2015-2023. Llama la atención que departamentos como el Valle del Cauca, Caldas y Quindío, siendo departamentos con recursos, con tradición en logros en educación o modelos educativos alternativos presenten aumentos crecientes en dicha proporción.
Los malos resultados de esos departamentos contribuyen a aumentar las brechas educativas. Dejar a esos estudiantes por fuera del sistema implica lanzar a la búsqueda de empleo a jóvenes que no han acabado su educación básica o media, o que terminen sin trabajar ni estudiar. Evidentemente esta situación limita sus oportunidades.
Antioquia por su parte se destaca por una proporción inferior a la del país (7,9%), aunque ha aumentando en algunos períodos. El Armadillo, señaló los retos del departamento y Medellín en X, con base en la extraordinaria labor de varias entidades como Fraternidad Medellín, Ratón de Biblioteca y Medellín y Antioquia como vamos; estas entidades ven la necesidad de aumentar la retención escolar, reducir la deserción y mejorar de manera significativa las competencias lectoras. De ahí la propuesta de la Gobernación de Antioquia en alianza con dichas entidades, Proantioquia, Sueños para Contar, y el Banco Mundial para que niños y niñas aprendan a leer en primaria; esto debería ser prioritario.
El último informe de pobreza en Colombia realizado por el Banco Mundial señala que se requiere fortalecer las capacidades institucionales en los territorios; por eso hay que retomar y reforzar esa buena práctica que en distintos gobiernos promovía el MEN con las secretarías de educación. Dado que ni para el Presidente ni el Ministro de Educación es motivo de preocupación todo lo anterior, corresponde a los gobernadores y alcaldes, promover y acelerar políticas y programas para la permanencia en el sistema escolar de estudiantes entre 5 y 16 años.
