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Columnistas | PUBLICADO EL 28 agosto 2022

Mariana Mazzucato. La economista de moda

Habrá que preguntarse si sus planteamientos funcionan para naciones como la nuestra.

Ha venido recorriendo los más destacados escenarios de la economía y sus libros Misión economía y El valor de las cosas son consulta obligada. Lo que la autora pretende es rebatir la creencia generalizada de que los gobiernos son torpes, corruptos o, en el mejor de los casos, de que llegan tarde siempre.

Es clara en plantear que los gobiernos han venido dedicándose a regular, y a poner parches cuando algo no funciona o lo hace mal. Dice que el sector público solo está sirviendo para el abominable papel de cobrar impuestos. Mazzucato no duda en llamar las cosas por su nombre. Advierte que mientras más el sector público se aleje del sector privado, mejor será. Recuerda que el precario papel de los gobiernos actuales es la receta del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, desde Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que fueron los que impulsaron el neoliberalismo.

Para soportar sus argumentos, y recuperar para el Estado su verdadera función, ofrece una serie de ejemplos en los cuales el papel del Estado ha sido determinante. El ejemplo más simbólico es el de la Nasa. Cuando el presidente Kennedy en 1961 habló de qué país sería el primero en llegar a la Luna. Ya la Unión Soviética llevaba la delantera en la carrera espacial y para el 20 de julio de 1969, con Apolo 11, llegaron los astronautas estadounidenses. La Nasa invirtió a precios de hoy 280 mil millones de dólares. Cientos de contratistas de empresas privadas fueron parte de esa misión en una colaboración que califica ejemplar entre el sector privado y el público. Pero la nuez del asunto es que fue el sector público el que puso todo el financiamiento. Lo que significa que es el garante del desarrollo.

Da la autora otros ejemplos. El Internet fue desarrollado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, según documenta; el Word Wide Web fue financiado por la Unión Europea; el sistema Siri, igualmente por el Departamento de Defensa, y las pantallas táctiles, por la CIA. Steve Jobs encontró un fondo público para emprendedores. Y la gran manzana Apple, que empezó como un emprendimiento financiado, llegó a convertirse en lo que es hoy. En el caso más reciente, en la peor pandemia del siglo, frente al covid, dice, los laboratorios farmacéuticos financiaron con enormes aportes gubernamentales las cuantiosas inversiones para producir una vacuna. Mazzucato aterriza sus planteamientos en los casos exitosos de Japón, Israel, Singapur, Taiwán, y los países escandinavos, donde hay múltiples ejemplos de financiación del sector público a empresas privadas.

El libro Misión economía. Una guía para cambiar el capitalismo es el que inspira a los economistas de este nuevo mandato. Habrá que preguntarse si sus planteamientos funcionan para naciones como la nuestra, si se requiere de un Estado rico, productivo estructuralmente, competitivo, para aplicar la nueva receta.

La autora aborda también los 17 objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas. Dice que son más complejos que ir a la Luna. Y para terminar, Mazzucato da algunos ejemplos de misiones necesarias para cambiar el capitalismo.

De las misiones establecidas por la Unión Europea, resalta: la adaptación al cambio climático, la lucha contra el cáncer, la atención a los mares y a las aguas costeras, las ciudades inteligentes y climáticamente saludables, la salud del suelo y los alimentos y el futuro de la movilidad y la transformación digital. En el aspecto más humano: atender a la sociedad envejecida.

El libro decae al final. Esboza la autora siete principios para una nueva economía política. Los siete pilares son de una generalidad tal que no parecen salir de la misma autora que en las páginas iniciales es magistral 

Si quiere más información:

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