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¿Recuerdan el arranque de la mítica serie Los magníficos? “En 1972 cuatro de los mejores hombres del ejército americano fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban y hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si usted tiene algún problema y se los encuentra quizá pueda contratarlos ...”. Aquellos personajes, mercenarios al fin, eran tan entrañables que se asemejaban más a hermanitas de la caridad que a los soldados de fortuna de toda la vida.
Hoy, para esquivar las restricciones que el derecho militar y las normas internacionales imponen a los ejércitos, los mercenarios están cada día más presentes en las principales contiendas del mundo. Sin ir más lejos, el denominado grupo Wagner - mercenarios rusos, muchos de ellos sacados de la cárcel - combate en Soledar, epicentro de los combates en el este de Ucrania. Soledar, ubicada a escasos kilómetros de Bajmut, es uno de los puntos clave en Donetsk que los rusos tratan de conquistar desde hace unos meses. El control de ambas localidades abriría a los rusos el camino hacia Kramatorsk y Sloviansk, los principales bastiones ucranianos en el Donbás.
Pero los soldados de Wagner no están solo presentes en Ucrania sino allí donde Putin lo requiere. Especialmente en África, donde han culminado uno de los años más lucrativos de su negocio, abierto en 2014 por Yevgueni Prigozhin.
A comienzos del 2022, los mercenarios del Kremlin disponían de casi 3.000 efectivos en Mali, 2.000 en Libia, una considerable presencia en República Centroafricana y grupos de vigilancia en minas de oro en Sudán. A lo largo de este año han consolidado su presencia en todos esos países y conseguido que las tropas francesas que participaban en operaciones de lucha antiterrorista se hayan visto obligadas a replegarse. Si los últimos informes fueran ciertos, en el mes de diciembre habrían aterrizado 200 efectivos en Burkina Faso y otros 100 en el este de República Democrática del Congo.
Wagner se expande ahora por Burkina Faso, donde operan Al Qaeda y el Estado Islámico. Tras un golpe de Estado perpetrado el primer fin de semana de octubre, el capitán de artillería Ibrahim Traoré se hizo con el poder en Burkina, y a lo largo de semanas se sucedieron manifestaciones pro rusas y ataques a organismos franceses. Los propios golpistas enarbolaron en ocasiones la enseña rusa. Menos de dos meses después, el 7 de diciembre, se hizo pública la noticia de que el nuevo gobierno burkinés había otorgado a la minera rusa Nordgold Yimiogou la concesión de explotación de una mina.
Francia se ha mostrado crítico con el acercamiento entre Uagadugú y Moscú desde la asonada. Pese a ello, el primer ministro de Burkina Faso, Apollinaire Kyelem, invitó recientemente a Rusia a “ocupar su lugar” en el país africano.
Nada tienen que ver los mercenarios de Wagner con los bonachones personajes del Los magníficos, no en vano, su emblema es una calavera en una diana, han sido denunciados por crímenes de guerra y violaciones y están siendo investigados por la ONU. Mientras Putin y sus asesinos se expanden allá donde hay recursos, con China de respaldo, en el resto del mundo seguimos mirando hacia otro lado.