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Robert Prevost Martínez, el hoy papa León XIV, es el hijo de Mildred, esa mujer de misa diaria y energía incombustible que ejerció una influencia definitiva en quien esta semana se convirtió en el líder espiritual de 1.400 millones de católicos.
Por Lina María Múnera Gutiérrez - muneralina66@gmail.com
Mildred fue una mujer adelantada a su época. Hija de inmigrantes en los Estados Unidos de mediados del siglo pasado, decidió que quería estudiar una carrera cuando la gran mayoría de sus contemporáneas cumplía con realizar estudios básicos de secundaria. Eligió bibliotecología en la Universidad DePaul de Chicago y obtuvo el título que luego le permitió hacer el máster que soñaba en Educación en 1947, mientras que dos de sus hermanas se convertían en monjas.
Su familia, católica y con orígenes multiculturales, vivía en una zona de la ciudad conocida como el Séptimo Distrito, un área habitada por personas de raíces africanas, caribeñas y europeas, que marcó su interés por el mundo y su respeto por el otro, especialmente por el venido de fuera. Sus antepasados, españoles y criollos de Santo Domingo y Haití, nutrieron su bagaje cultural y su forma de relacionarse con los demás.
Se casó con Louis Marius, director de un colegio y catequista. Con él tuvo tres hijos que siempre vieron a una madre trabajadora que se desempeñó como bibliotecaria en diversas instituciones educativas y parroquiales de Chicago, incluido el obispado. Totalmente comprometida con la comunidad, participaba activamente en la iglesia local, ayudaba a recolectar fondos, cantaba en el coro y presidía sociedades laicas.
Junto a su esposo, convirtió su hogar en un lugar de hospitalidad en el que la vida espiritual primaba. Mildred, conocida cariñosamente como “Millie”, era una excelente cocinera, de tanta fama, que los sacerdotes con los que trataban ella y su marido buscaban cualquier excusa para comer en esa casa que se convirtió durante décadas en lugar de encuentro para la comunidad religiosa.
Mildred murió en 1990, con la satisfacción de saber que su hijo menor se había dedicado al sacerdocio. Alcanzó a visitarlo en la misión en Perú donde estuvo destinado, y quedó muy impresionada con la labor que hacía allí. No supo que se convirtió en obispo en el 2015 y luego en cardenal en 2023. Quién sabe si habrá imaginado alguna vez que ese niño que encontró su vocación desde muy temprana edad llegaría a convertirse en papa.
Robert Prevost Martínez, el hoy papa León XIV, es el hijo de Mildred, esa mujer de misa diaria y energía incombustible que ejerció una influencia definitiva en quien esta semana se convirtió en el líder espiritual de 1.400 millones de católicos. Muchas de sus decisiones de vida, su seguridad al elegir irse al seminario a los 14 años, su labor como misionero, su compromiso con los más necesitados o su solidaridad con los migrantes se explican en ese entorno que su mamá supo crear. Hasta llegó a trabajar como profesor de Matemáticas y Física a tiempo parcial en el mismo colegio agustino, el Mendel, en el que ella trabajó.
Con palabras, silencios, gestos y actitudes, sin duda una madre marca, aunque a veces los hijos no nos detengamos a pensar qué tanto.
A todas, gracias.