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Mientras leía el libro, recordé momentos en donde demerité mis logros porque no eran lo suficientemente grandes, porque siempre había algo que mejorar.
Por Catalina Rengifo Botero - jasdasd@asdasdasd
Recientemente terminé de leer el libro de Brené Brown: Creía que sólo me pasaba a mí, pero no es así y mientras leía el mismo podía sentir en mi piel el paso de innumerables momentos de vergüenza en donde el sentir que no pertenecía me obligaba a intentar encajar. Encajar en estereotipos sociales, encajar en condicionamientos de género, encajar en lo que una junta directiva ubicada en “el olimpo” nos exige ser. El libro me permitió entender lo que la vergüenza causa en las personas, comprendí cómo el sentimiento se instala en el cuerpo y al hacerlo genera miedo, miedo a la vulnerabilidad, a ser señaladas, al qué dirán, a no ser perfectas. La vergüenza te lleva a darle tanta importancia a lo que piensan los demás de ti, que en el proceso nos perdemos de nuestra esencia y olvidamos lo que somos para tratar de cumplir con las expectativas de la sociedad. En ese laberinto de emociones la empatía, que es el mejor antídoto para la vergüenza, se pierde y nos alejamos de las redes de compasión que nos pueden ayudar a salir de ese oscuro lugar en donde nos encontramos.
Mientras leía el libro recordé momentos de mi juventud en donde al mirarme al espejo critique mi cuerpo por unos kilos de más, momentos en donde sentí rabia por no poder verme como sentía que el mundo esperaba que me viera. Recordé momentos en donde demerité mis logros porque no eran lo suficientemente grandes, porque siempre había algo que mejorar. Recordé el sentimiento de insuficiencia, incapacidad y vergüenza porque las mujeres somos mujeres en la medida que tenemos hijos y yo no podía tenerlos. Todos momentos en donde internamente la vergüenza me recordaba “no eres perfecta” “esperábamos más de ti” “no eres mamá” “no perteneces aquí”.
De acuerdo con Brené todos somos susceptibles de vivir en vergüenza, más en un mundo hiperconectado en donde los estándares de comparación sobrepasan las fronteras y te permiten comparar tu vida con la perfección de las redes sociales y los paradigmas inalcanzables. Su recomendación para combatirla radica en la posibilidad de desarrollar resiliencia a la vergüenza; una resiliencia que se compone de cuatro elementos: 1) La capacidad que tenemos de reconocer y comprender qué desencadena el sentimiento, 2) la conciencia crítica sobre el mismo; 3) la voluntad de generar redes de empatía y 4) la capacidad de levantar la mano e indicar que estamos sintiendo vergüenza.
Si al igual que yo has pasado por situaciones en las que la vergüenza domina tus sentimientos, en las que la ira y el malestar por no ajustarte a los criterios ocupan tu espacio, te sugiero leer el libro de Brené Brown. Te garantizo que te verás reflejada en muchas de las historias que comparte y te motivará a vivir con más valor y autenticidad, porque sé que cuando sientes vergüenza crees que eres el único, pero no es así, no estás solo.