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Columnistas | PUBLICADO EL 14 agosto 2022

La reforma laboral

La reforma laboral
Por rafael pardo Rueda - redaccion@elcolombiano.com.co
Infográfico

Sobre lo que han dicho hasta ahora, que habría que desmantelar los contratos de prestación de servicios en el sector público, según un trino del presidente Gustavo Petro: “He dado la orden en el consejo de ministros de desmantelar todas las nóminas paralelas que existan en las entidades públicas y eliminar todo gasto suntuario o superfluo”. Quiero recordar que cuando me posesioné en el Ministerio de Trabajo en 2011 hice una declaración en el mismo sentido.

Dije que debían acabarse los contratos de prestación de servicios en el Estado. Y mi promesa empezó por el Sena. Se convirtieron en empleados con seguridad social y todos los apéndices. Pero se frenó posteriormente porque cuesta mucho. Cada contratista que gane un millón de pesos mensuales termina en nómina en un millón y medio incluyendo toda la seguridad social, aproximadamente.

Sin embargo, hay alternativas para estudiar más adelante. Para empezar, debe hacerse un estudio, entidad por entidad, incluyendo las cortes y los organismos del control. La Función Pública podría ser la encargada de este inventario.

Hay en el Estado, mal contados, un 1.200.000 contratistas. Debe crearse un modelo de transición, a varios años; una vez establecido el inventario, iniciar con los que no respondan a labores continuas de las entidades. Estos deben mantenerse hasta su finalización. Continuar con aquellos que son imprescindibles en funciones que debería cumplir el personal de planta y permitirles que concursen en cada una de las entidades y el Departamento Administrativo de la Función Pública. La transición involucra un fuerte ajuste presupuestal, donde el Ministerio de Hacienda juega un papel importante.

Por otro lado, la ministra de Trabajo ha dicho que volverían las horas extras desde las seis de la tarde y no desde las nueve de la noche. Una reforma que se hizo en el gobierno de Uribe prometía crear 200.000 empleos y se crearon menos de la mitad.

Hay que encontrar un punto medio entre el modelo de Uribe y el de la nueva ministra. Algo que no quiebre las empresas, sobre todo a las pymes. Puede ser un modelo gradual que contemple el crecimiento económico, ante todo para estas últimas.

La reforma laboral debe empezar por reconocer dos cosas fundamentales. Primero, la mayoría de nuestras normas laborales, como se ha visto, son anacrónicas; se construyeron sobre un modelo industrial y empresarial de hace siete décadas. No serán suficientes cambios a medias, otro remiendo más no es admisible.

Segundo, no se puede pensar en una reforma laboral solo del Código Sustantivo del Trabajo, hay que pensar también en la estructura de las cotizaciones a la seguridad social y en los millares de contratos de prestación de servicios que usa el Estado hoy en día, como ya lo he planteado, y los nuevos trabajos que hoy tiene el mercado laboral.

Por ahora, propongo lo siguiente:

1. Definir los modelos contractuales de esta época, que quepa no solo un modelo empleador-empleado, sino también uno mixto, donde, por ejemplo, a través del uso de la tecnología, confluyan otros actores y puedan responder por las obligaciones prestacionales y de seguridad social.

2. Que aspectos como las horas extras se acomoden automáticamente al ritmo del crecimiento económico, es decir, crear una fórmula con la que se estime que si el sector empresarial puede pagar más, lo haga, y cuando no, al menos cumpla con un mínimo. Y el mínimo requiere estudios más profundos.

3. Que tenga un enganche para que exista más formalización a través de un mecanismo diferencial de cotización a seguridad social para micro y pequeñas empresas (donde más hay informalidad), y que, asimismo, la cotización tenga más flexibilidad, llegando a que sea por horas; esto, además, jalonará que haya en un futuro más pensionados.

Estas son las primeras ideas, se proponen porque la reforma laboral, necesariamente, debe pensar por igual en los trabajadores, los empresarios y el Estado. Estos son tres tanques de combustible para la economía del país; el gobierno y el Congreso deberán manejar esta reforma como un equilibrista en la cuerda floja, haciendo malabares: si se inclinan más para un lado, todo puede venirse abajo.

Nota: agradezco al experto Mario Fidel Rodríguez por sus aportes en nuestras conversaciones sobre la reforma laboral 

Si quiere más información:

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