Síguenos en:
Columnistas | PUBLICADO EL 07 enero 2021

La indiferencia es la Ilegal

Por Diego Aristizábaldesdeelcuarto@gmail.com

La pareja de venezolanos espera que cambie el semáforo. Rojo. Levantan el pedazo de cartón que dice que tienen hambre, que necesitan dinero para pagar la pieza, que necesitan ayuda, trabajo, cualquier moneda, que Dios les pague. El uno al lado del otro. Ella más tímida que él. Él levanta la mano como si saludara, como si se despidiera. Ninguno se siente cómodo en ese papel de necesidad, de mendigo, siendo migrantes bajo esas condiciones. Si llegaron hasta estas calles de Medellín es porque pensaron que nada podía ser peor que aquel lugar donde vivían.

Se sienten incómodos, inseguros, tienen vergüenza en su mirada, que es tímida y desesperada. Caminan lento entre los carros, con la esperanza de que una mano se extienda y les dé algo. Esta vez nadie les da nada, ni yo. Cuando el semáforo cambia a verde, se sientan en silencio en el único lugar de la acera donde hay sombra. ¿Qué pensarán? El destierro es algo terrible.

Me duele no saber qué hacer, me duele que ellos estén afuera con este calor de la tarde mientras yo tengo las ventanillas cerradas, uso el aire acondicionado y tengo la barriga llena porque recién almorcé donde mi madre. Pienso en la historia que escribí el año pasado para el Banco Interamericano de Desarrollo sobre la migración venezolana en Colombia y siento que tengo (tenemos) que hacer mucho más. El peor error de todos, volverlos invisibles, pensar que ya son muchos aquí.

Pienso que esos dos jóvenes, que luego se repiten en otro semáforo de Las Vegas, y en otro un poco antes de llegar a casa, se merecen todo mi respeto, mi admiración y mi empatía. Y aunque no los conozca, y aunque de tanto repetirse incomoden, y aunque sé que ellos quieren irse para otro lugar, a su propio país si fuera distinto, cada que los veo recuerdo las historias que me han contado y les agradezco que estén aquí, que hayan hecho algo por tener una vida distinta. Si están en un semáforo no es porque quieren, es porque ya dieron un paso para seguir adelante. Todos alguna vez somos un mientras tanto. “Que son ilegales”, dicen algunos. Nadie en este mundo es ilegal, hay situaciones irregulares, no todos pueden salir con los papeles en regla o ser turistas. La indiferencia sí que debería ser ilegal.

Las parejas de venezolanos no se irán de nuestra ciudad, de nuestro país por largo tiempo. ¿Qué más puedo hacer?, es la pregunta que siempre me queda dando vueltas cuando los veo y recuerdo una frase de un librito que se llama “Los desplazados”, de George Orwell: “Podría estar andrajoso y muerto de frío, o aun de hambre, pero mientras pudiera leer, pensar, o contemplar los meteoros, era libre en su interior”. La libertad siempre dará ganas de vivir

Diego Aristizábal

Si quiere más información:

.