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Por Bertha Luz Velásquez Peláez - opinion@elcolombiano.com.co
Ignorando las “intenciones ocultas” para algunos, agradecemos a Telemedellín la oportunidad que nos ofreció con el primer gran debate, de conocer a los aspirantes a la Gobernación y Alcaldía.
Llenos de expectativas más que de curiosidad, escuchamos la presentación de las brillantes hojas de vida de los candidatos, las que se fueron diluyendo como el agua entre los dedos. Qué pobreza de argumentos, qué falta de imaginación, con dos afortunadas excepciones, qué improvisación, como el dicho popular “si así es el desayuno, cómo será el almuerzo?”, cómo se desperdicia la oportunidad de causar una primera buena impresión, que es la que perdura en la mente de la audiencia. Como buen escenario de televisión el set cambiaba de ambiente: de tienda de espejos retrovisores, pasaba al de una escuelita en “el acto público” donde los chicos muy bien peinaditos repetían de memoria la lección aprendida de su papá, y otros hacían su exposición de carteleras; en otros momentos parecía reunión de AA donde se dicen las verdades,...
¿Así rescataremos la ciudad? ¿Y así recuperaremos el liderazgo y la berraquera paisa?
Obvio que gobernar desde la comodidad de la casa es fácil, pero el que expone se expone. Si se lanzaron, ¿por qué temas tan sensibles como la seguridad sirvieron de pretexto para enfrentamientos verbales sin ninguna conclusión? No se tocó el tema de movilidad que es origen de grandes problemas sociales ya que madres cabeza de familia deben dejar sus hijos hasta 10 o 12 horas porque gastan 4 en transporte. Y el turismo con el que esta nefasta alcaldía saca pecho como un logro, que ha distorsionado la economía porque no hay control. El mercado local del salario mínimo debe pagar por un “americano”, antes tinto, $1 dólar, o por un “latte”, antes perico, entre $ 2 y 3 dólares. Y los arrendamientos de las zonas residenciales ya se cobran por días o semanas y en dólares.
¿Quién protege al turismo popular y nacional? Da pena ajena ver grupos de jóvenes, excursiones y familias cargando sus mochilas y equipajes en la zona de San Diego, en el acopio de buses y taxis del aeropuerto, por calles oscuras e inseguras, sin un puesto de atención y orientación ni acompañamiento de policía de turismo hasta la estación del metro.
Si de verdad los candidatos escucharan a la gente, no con rumbas ni tamales, ni como posibles votos, sino con el compromiso y la generosidad que predican, entre todos podríamos construir un programa de gobierno posible.
Bienvenidos los debates, ojalá nos ayuden a recuperar la confianza al menos en las buenas intenciones de quienes le apuestan a este sueño de gobernar.