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“Abajo los antioqueños”

El Gobernador de Antioquia y el Alcalde de Medellín han dado ejemplo de compromiso con la región y su gente... No les ha faltado franqueza para decirle las verdades necesarias a un mandatario ajeno a la realidad”.

09 de septiembre de 2024
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  • “Abajo los antioqueños”
  • “Abajo los antioqueños”

Por Juan José García Posada - juanjogarpos@gmail.com

Toda una vida, el pueblo antioqueño ha sido objeto de un trato por lo menos desdeñoso, desde otras regiones colombianas, sobre todo desde la región central. En la Colonia, la Independencia y la República se recuerdan episodios que muestran la actitud prepotente y denostativa, la hostilidad hacia este crisol de libertades. El ejemplo más significativo lo personificó nadie menos que Bolívar, quien no pasó nunca por estas tierras. El lugar más cercano donde estuvo fue Salento, cuando viajó por el Paso del Quindío. Para no mencionar el sacrificio de Córdova, víctima propiciatoria de su espíritu rebelde y libertario. Y si hasta el Libertador exhibió esas sombras, no han sido pocos los personajes inferiores a él que han pretendido hacerse célebres odiando a los antioqueños.

Cada cierto tiempo recordamos el fatal incidente ocurrido en octubre de 1908 en la Plaza de Bolívar de Bogotá, cuando el insulto de “Abajo los antioqueños” ocasionó una pelea mortal. Leamos el artículo que escribió Uribe Uribe, uno de los talentos representativos del pueblo antioqueño, con el mismo título de la frase difamatoria. Defendió entonces a los héroes, próceres y protagonistas de la historia de Antioquia dignos del respeto y la admiración de los coterráneos. Claro que de ningún modo hay que echarle más leña al fuego para exasperar esa pasión visceral que en tiempos como los actuales ha erigido a la condición de consigna presidencial el aborrecimiento a los antioqueños. Muchos jóvenes, que no leen las páginas de la historia y apenas se interesan por saber qué pasa en el día a día, dirán que se trata de un complejo regionalista o de un capricho paisa sin sentido. No hay tal.

Lo cierto está en que tanto el Gobernador de Antioquia como el Alcalde de Medellín han dado un ejemplo de compromiso con la región y su gente. Han sido frenteros para poner en cuestión los gestos y declaraciones del alto gobierno. No les ha faltado franqueza ni sentido de la oportunidad para decirle las verdades necesarias a un mandatario ensimismado y ajeno a la realidad, además de fastidioso en su porfía, contra reglas elementales hasta de buenos modales. Sus desplantes, invectivas y burlas forman parte de su agenda errática. Es insólito que ni siquiera se hubiera interesado en la semana de los bloqueos camioneros por saber siquiera cómo iba todo en Medellín y sus alrededores, como dijo el Alcalde por radio, desde la Asamblea de la Andi, asociación que el primer ciudadano subestima con su indiferencia retadora, contra la evidencia del papel esencial del empresariado en la construcción de un país distinto. Pero está demostrándose que de nuevo “el meridiano político del país pasa por Antioquia”, como se afirmaba hace años. Nada de “Abajo los antioqueños”. Y puede uno como observador periodístico y ciudadano presumir que si además de ocurrírsele cambiar el Escudo propusiera un nuevo himno, más de la mitad de los ciudadanos escogería el canto a la Libertad, de Epifanio.

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