Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Por Juan José García Posada - juanjogarpos@gmail.com
Todo tiempo pasado fue... anterior, concluyeron con ingeniosa sencillez Les Luthiers para definir las diferencias entre las épocas. Por más que defendamos las cualidades del que fue nuestro pasado en los años juveniles, nunca terminará la discusión porque están en juego incontables pareceres e intereses. En particular, si la vida universitaria era más vibrante y había más preocupación por la realidad social y política y las discusiones filosóficas e ideológicas, no lo digamos para asumir la superioridad intelectual de una generación. Sólo es un elemento para comparar experiencias. Lo cierto está en que hoy en día sí es notorio el avance del pasotismo, una corriente caracterizada por la indiferencia, la despreocupación, el desgano, la apatía, en el estamento estudiantil de las universidades en general.
Trato de no perderme Nos cogió la noche, el programa orientado por Ignacio López Carrasquilla en Cosmovisión y Telemedellín. Varias veces ha puesto el tema y ha entrevistado a líderes y opinadores que se han quejado por la ausencia de los universitarios en la interpretación de los problemas actuales, del silencio frente a cuestiones primordiales como la vulneración de la autonomía en la Nacional, la discriminación persecutoria presidencial contra las corporaciones privadas, la casi clandestina deliberación sobre la reforma de la educación superior, las penurias financieras de nuestra Alma Mater de Antioquia, la supresión de subsidios a muchísimos deudores del Icetex ahora castigados con la alarmante dificultad de continuar sus carreras. En fin.
Es paradójico ese desdén por los asuntos de primer orden, por los hechos de actualidad en el país y el mundo, como si la guerra de Rusia contra Ucrania o el conflicto palestino-israelí y los padecimientos de los gazatíes fueran simples anécdotas comparadas con los conciertos multitudinarios de las estrellas del espectáculo, el chicaneo con las fotos de paseos y fiestas de amigos y todo lo que llama la atención en las llamadas redes sociales. Es una pérdida de criterio, de sindéresis que, por supuesto, se nota en el modo de mirar la política o de soslayarla con actitud indolente. Los asuntos de la ciudad y el mundo, incluso los temas importantes del vecindario, se tapan o ignoran porque se presume que no vale la pena tratarlos. Se le asigna rango de trascendental a lo insustancial y se reduce lo superlativo a la ínfima categoría.
El pasotismo surge de una distorsión. La estimula esa facilidad con que se confunden los mensajes entre simplones, agresivos, desafiantes o graciosos y los escritos y videos de individuos serios e inteligentes que ayudan a comprender lo que pasa. Y se minimiza la relevancia de los medios periodísticos respetables mientras se maximizan publicaciones ridículas. Puede ser que la apatía estudiantil se conecte con tales tendencias. Si desde las universidades hubiera la presencia crítica, la expresión de protesta e inconformidad transformadoras que representan lo esencial de la educación superior, la ciudad, la región y el país no andarían tan perdidos. Pero está de moda el pasotismo.