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¿Autocrítica para cuándo?

08 de febrero de 2025
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  • ¿Autocrítica para cuándo?
  • ¿Autocrítica para cuándo?

Por Jorge Pérez Jaramillo - opinion@elcolombiano.com.co

Durante las últimas décadas, consolidamos en nuestra región un proceso social y democrático que, en algunas dimensiones ha alcanzado resultados notables.

Si hacemos memoria sobre cómo éramos a finales de los años 1980, veremos grandes diferencias. Vivíamos en una sociedad con democracia local precaria, con una centralización casi absoluta de la administración pública y la política, en una etapa de crisis estructural de la economía y la sociedad, con niveles de violencia e inseguridad extremas.

Éramos una ciudad con enormes niveles de pobreza, inseguridad e inequidad multinivel y gran limitación de capacidades institucionales para emprender políticas estructurales, que contribuyeran a orientar cambios para una sociedad en busca de niveles adecuados de calidad de vida, con suficientes servicios y oportunidades. Fueron años con terror, altísimo desempleo e informalidad, con la economía en decadencia, un territorio con una inmensa expansión urbana mediante barrios autoconstruídos, en fin, una ciudad en la que los problemas crecían más que las soluciones.

Por ese entonces, éramos una democracia simple, en que la participación ciudadana eran discursos y teorías más que hechos. La ciudadanía tenía limitadísimos servicios y oportunidades, la oferta en educación, salud, agua potable y servicios públicos o en vivienda y transporte público, era muy limitada. La gestión de residuos tenía en Moravia un símbolo muy crítico; el río era una cloaca a cielo abierto que contaminábamos a medida que recorría todo el valle; la gestión de riegos era una necesidad imperiosa, y además nos estábamos matando; en general éramos una aglomeración urbana más que una ciudad. Había entonces pocas razones para creer en el futuro. Sin embargo, desde aquellos años desarrollamos nuestro sistema democrático y las capacidades institucionales, fiscales y nuestro capital social, e implementamos diversas políticas, planes y procesos, incluyendo diversos proyectos fundamentales, territoriales y de infraestructura. Podemos recordar algunos hechos como la consolidación de EPM; la construcción de las primeras etapas del Metro, el tranvía y los metrocables; el trabajo del Instituto MiRío precursor con EPM del programa de saneamiento del río Aburrá, que va siendo realidad; la ejecución de infraestructuras estratégicas como el aeropuerto José María Córdova, las nuevas autopistas regionales con sus túneles, Hidroituango o el depósito de residuos en La Pradera, entre muchas otras obras que han sido vitales.

Lo anterior, estuvo complementado con diversas estrategias de mejoramiento de barrios y proyectos de urbanismo, medio ambiente y espacio público; con evolución de la economía, el empleo y multimillonarias inversiones acumuladas por los sucesivos planes de desarrollo en políticas sociales y colectivas; con aportes fundamentales de la ciudadanía y el sector privado, lo cual, hizo que avanzáramos en competitividad y calidad de vida.

Muchos años buscando una metrópoli compacta y densa, aprendiendo a gestionar zonas de renovación urbana alrededor del río ocupando suelos con alto potencial como en Ciudad del Río, con desarrollo prioritario orientado al transporte sobre los corredores del Metro con mucha vivienda próxima y más sostenible o estudiando soluciones diversas para la movilidad y la logística metropolitana, esperando que el sistema integrado multimodal de transporte, con las centralidades metropolitanas norte y sur, ofrezcan descentralización para el valle, entre muchos asuntos, que aún hoy nos retan.

En este contexto, la economía metropolitana, las dinámicas inmobiliarias y de gestión del suelo, han cambiado estructuralmente tanto para el sector público como para el privado. La ciudad es más costosa y la atracción de nuevos capitales e inversiones, en un contexto de creciente turismo y fuerte informalidad, en medio de brechas sociales y ambientales vigentes, nos plantea retos muy complejos para avanzar. Ahora que afrontamos tiempos complicados de cambio, es momento adecuado para autoevaluar y comprender bien nuestros aciertos y fracasos. Ojalá...

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