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Uno de los grandes legados de EAFIT es la formación de empresarios y líderes que hoy configuran el tejido productivo de la región.
Por Isabel Gutiérrez R. - JuntasSomosMasMed@gmail.com
Hace 65 años, un grupo de empresarios antioqueños tomó una decisión audaz: fundar una universidad. No una universidad cualquiera, sino una hecha a la medida de los desafíos productivos de la región. No buscaban solamente formar profesionales, sino moldear el talento que necesitaba la economía antioqueña para prosperar en un mundo cada vez más competitivo. Ese acto de liderazgo empresarial, basado en la convicción de que el conocimiento es la mejor inversión, dio origen a EAFIT.
Lo que comenzó como una Escuela de Administración y Finanzas ha evolucionado hasta convertirse en una universidad con presencia nacional e impacto global. Pero su propósito fundacional se mantiene intacto: contribuir al desarrollo económico, tecnológico y social del país. A lo largo de estas seis décadas y media, EAFIT ha sido una fuerza transformadora para Medellín, Antioquia, Colombia y el Mundo. Lo ha sido formando generaciones de empresarios, creando conocimiento aplicado, promoviendo la innovación, y consolidando alianzas entre el sector privado, el sector público, el ecosistema emprendedor y la academia.
Las universidades, más allá de los títulos que entregan, cumplen un rol esencial en la transformación de su entorno. Son espacios donde la curiosidad se convierte en innovación, donde la investigación aplicada se traduce en soluciones tangibles y donde el diálogo entre la academia, el sector público y la empresa se convierte en una fuente inagotable de oportunidades para la prosperidad social. En estos 65 años, EAFIT ha fortalecido ese nexo, articulando laboratorios, grupos de investigación y centros de estudio e incidencia, que responden a desafíos globales y locales: las preocupaciones por el cambio climático, la regeneración, la movilidad sostenible, las energías limpias. El interés por entender la inseguridad y el crecimiento del crimen organizado. La apropiación de tecnologías emergentes y la determinación en desarrollar liderazgos que generen impacto, son algunas de las banderas y causas que ha recogido la Universidad.
Uno de los grandes legados de EAFIT es la formación de empresarios y líderes que hoy configuran el tejido productivo de la región. Muchos de los directivos de industrias manufactureras, retail, firmas de servicios, empresas agroindustriales, de tecnología y emprendimientos innovadores comenzaron su camino en las aulas de esta casa de estudios. Allí adquirieron no sólo conocimientos técnicos, sino valores éticos, conciencia ambiental y responsabilidad social que orientan sus decisiones. Ver cómo esos graduados multiplican el empleo, promueven nuevas exportaciones y apuestan por la innovación es constatar que no hay mayor movilizador social que la educación.
En su historia, EAFIT ha demostrado que una universidad comprometida con su entorno puede ser agente real de cambio. Que la excelencia académica no compite con la pertinencia social. Y que formar líderes —empresariales, públicos y sociales— es una de las mejores formas de construir futuro. A sus 65 años, EAFIT no solo celebra su pasado. Está, como siempre, pensando en lo que viene. Y ese es quizás su mayor legado: demostrarnos que el conocimiento transforma. Que educar es sembrar desarrollo. Y que el futuro, como hace 65 años, se construye con visión, con valentía y con propósito.