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En marzo de 2020 tuve la oportunidad de hacer un viaje al corazón del Amazonas. De nuestro Amazonas. Para mí este viaje fue una puerta a una nueva dimensión de comprensión de la naturaleza y los saberes ancestrales de los pueblos indígenas de nuestro país. Fue un viaje que me cambió la perspectiva y mirada sobre nuestro origen, nuestra visión del mundo y nuestra relación con la naturaleza.
Desde entonces, este viaje y la energía alrededor de él me han permitido apreciar cada conversación y sabiduría que nos comparten diferentes líderes de las comunidades indígenas. He podido acceder a conversaciones inesperadas que me han traído calma y mucha reflexión sobre cómo hemos construido una relación con nuestro entorno basada en unos valores que han debilitado nuestra capacidad de estar más en conexión con nosotros mismos y con nuestro territorio.
La semana pasada, en el marco de Actuar por Lo Vivo, evento que se desarrolló en Medellín por primera vez, tuve la oportunidad de escuchar y compartir con un líder y poeta admirable de nuestro país: Hugo Jamioy. Oírlo y leerlo me hace pensar que Hugo y otros amigos a los que hemos conocido son unos grandes intérpretes de la naturaleza. Nosotros hemos dejado de escucharla y en su invitación y forma de vivir, que podemos emular un poco, puede estar el secreto para el cuidado y la regeneración de nuestros ecosistemas.
Él nos habla sobre cómo los seres humanos le damos un significado a nuestro entorno a partir del lenguaje, nos invita a reflexionar sobre el hecho de que en Colombia hay 65 lenguas ancestrales y de que para cada una de ellas la interpretación de la naturaleza está dada por la realidad que habitan. Un río tiene un significado muy distinto para una persona que habita en la Sierra Nevada a aquel que tiene para una persona que ha vivido y crecido en la ciudad, así la palabra sea la misma. Hugo nos invita, además, a recuperar la gran habilidad que tenemos como seres humanos, que el menciona como la capacidad de contemplación, definida como “la observación atenta y detenida de una realidad, especialmente cuando es tranquila y placentera”, según el diccionario de Oxford.
Estos conceptos son piezas claves para armar una nueva visión de nuestro país como habitantes de un planeta en donde lo individual y lo colectivo necesitan una acción urgente que resuelva nuestra relación y afectación con la naturaleza. Debemos volver a vivir en función de los momentos y dejar de vivir en función del tiempo, como nos advierte el intérprete Kandy Maku de la Sierra Nevada de Santa Marta, quien también por estos días se encontraba en Medellín. Que sea este un llamado para detenernos y resignificar nuestra relación con los demás, con la naturaleza y todos los seres vivos que nos rodean