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Gerardo Cuadros, un campesino de la loma El Placer, de Sabanalarga, llegó al pueblo y se encontró con don Jesús Jaramillo, un patriarca que todo el mundo quería.
-Tengo una tierrita pa vendele don Jesús.
-Hombe, yo no necesito tierra. Pero vení, vámonos pa’ la feria y yo te ayudo a venderla.
En la feria encontraron dos conocidos y les ofrecieron la finca. Gerardo tenía dos mulas y se las ofreció a los compradores para ir a ver la tierrita.
Uno de los negociantes empezó a reparar la mula y a verle defectos. Que tenía un casco torcido, que estaba mal herrada, que la grupa estaba remendada. El otro cogió su mula y salió con el campesino.
Cuando el requeñecudo negociante resolvió arrancar en la mula y empezó a subir la loma, el otro ya venía bajando y le dijo:
-Ni vas Alfonso. Vos que le encontraste tantos defectos al animalito. ¿Cómo será para comprar una finca de ochenta cuadras? Eso no es pa’ vos. Yo ya la compré.
Esta semana vimos en EL COLOMBIANO del jueves en la columna Un Día Como Hoy, nos contaba María Teresa Valenzuela que hace 25 años se cumplieron los veinticinco de la Obra Don Bosco. Es decir, que hace 50 años mi paisano y pariente, el padre Carlos María González Gaviria, salesiano, fundó esa bella obra que hoy alberga miles de niños sin hogar.
Me puse a pensar en las obras que realizan para bien de los ciudadanos los santos sacerdotes que han pasado por mi vida, empezando por los eudistas en San Pedro de los Milagros, el padre Germán Villa Gaviria, quien después fuera arzobispo de Barranquilla, los padres Hernando y Alberto Moreno. Seguí con los jesuitas, Justiniano Vieira, Sergio Bernal, los hermanos Óscar y Mario Mejía y otros muchos que me ayudaron en mi formación. Los párrocos en las ciudades donde he vivido, el padre Emigdio Palacio, Rafael Vélez, Francisco Medina Pérez en Sopetrán y hasta el de hoy en la Divina Eucaristía, el padre Lopera. Pasaron por mi mente los monseñores Félix Henao Botero y Eugenio Restrepo Uribe, Alfonso Londoño y Darío Múnera y toda la Bolivariana.
En fin, que preguntando supe que en Colombia hay más de diez mil sacerdotes. Todos humanos y por lo tanto con muchas falencias y virtudes y me pregunté por qué al programa de Caracol de Manuel Teodoro no se le ocurrió sino investigar por los sacerdotes pederastas. Tantos curas buenos, con tantas bellas obras para mostrar y no muestran sino lo poco malo que hay.
Si el Señor con ser quien es, en su venida escogió 12 apóstoles y uno de ellos lo vendió, ¿cuántos malos pueden salir entre los miles que hoy tenemos?
El negociante de Sabanalarga, por ponerle reparos a la mula, se perdió la compra de una bonita finca. Los periodistas de la televisión, por buscar rating de sintonía con amarillismo buscando pecados clericales, están envenenando la comunidad colombiana en vez de informarla.
ÑAPA. Suspender los bombardeos de la Fuerza Aérea en medio de la guerra contra el narcoterrorismo es como un jugador de póker que deja voluntariamente de jugar con los ases para que le gane el contrario. ¿Por qué no darles la oportunidad a los terroristas de arrancar ellos mismos las minas antipersonal?.