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Hacia la invalidez del diálogo

Un día invita al diálogo nacional y horas más tarde invalida esa expresión tolerante para arremeter contra sus posibles interlocutores con discursos recargados de veneno y aborrecimiento.

04 de septiembre de 2023
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  • Hacia la invalidez del diálogo

Por Juan José García Posada - juanjogp@une.net.co

El estilo errático e incoherente de comunicación que muestra el gobierno actual contradice toda expresión de buenas intenciones porque destruye la posibilidad de dialogar en busca de la pluralidad democrática, bloquea el reconocimiento de la diversidad y la diferencia e impone el caos donde podría haber una estrategia inteligente de racionalidad comunicativa. Un día invita al diálogo nacional y horas más tarde invalida esa expresión tolerante para arremeter contra sus posibles interlocutores con discursos recargados de veneno y aborrecimiento,

Si en los centros de pensamiento que deben funcionar en las facultades de comunicación social (y periodismo) examinaran el problema comunicativo de la cabeza del Estado, estimo que admitirían la falta de un proyecto serio y confiable que hiciera posible la aproximación de los contrarios en torno de intereses vitales y propósitos fundamentales. Se ha hecho tabla rasa de todo lo que en cuatrienios anteriores haya podido adelantarse para estructurar una estrategia comunicativa providente.

Recuerdo el mejor ejemplo, dirigido por el entonces presidente Betancur. Hombre de diálogo, de conciliación y de construcción plural de acuerdos y programas, le dio verdadera prioridad a la comunicación. Se esmeró por instaurar en todos los niveles del Ejecutivo una estrategia de acción comunicativa muy próxima a la planteada por el sociólogo y filósofo alemán Jûrgen Habermas. Se asesoró de profesores muy calificados para infundirle ese potente contenido ético a su orientación social. Como todo en este país, esas ideas que representaban un avance hacia la modernidad se malograron ante la concurrencia de circunstancias tejidas a nuestras realidades fatales.

¿Pero qué pasa ahora? Que no sólo se elimina de la comunicación pública la ética de la racionalidad dialógica, sino que se instaura una suerte de régimen de la irracionalidad caótica. En las sucesivas intervenciones y ausencias del mandatario desaparecen las condiciones básicas de la acción comunicativa que propuso Habermas. No hay inteligibilidad, pues el discurso suele confundirse con un galimatías. La mentira, la falacia y el argumento sofístico son monedas contantes y sonantes. La rectitud y la confianza están en tela de juicio como lo indica la catarata de escándalos. Y el criterio de veracidad se rompe con tantas piezas de engaños desafiantes.

Mejor dicho, aunque uno pueda tener el más íntimo deseo de que sí haya un diálogo nacional, de que se pueda conversar, lograr acercamientos entre los opuestos, la realidad está impulsando a concluir que a este señor le importa más porfiar en su vocación absolutista, imponer sus pálpitos y guiarse por sus alucinaciones, que oír a tantos ciudadanos inteligentes que le dicen, le insisten, le advierten, que está andando por un camino equivocado, que va a pasar a la historia como el artífice de una potencia de la incomunicación, la pendencia morbosa, la vindicta y la manía divisionista. En contravía de los más avanzados desarrollos de las ciencias sociales y políticas, despoja de ética el arte de gobernar y corre a toda velocidad y en reversa hacia la invalidez del diálogo.

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