Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
¿Cuál presidente de los Estados Unidos le conviene más a los intereses de Colombia? ¿La Demócrata, Kamala Harris o el Republicano, Donald Trump? Mi respuesta sería: cualquiera. El problema no está en la orientación política del próximo residente de la Casa Blanca, sino en la manera como el gobierno colombiano conduzca las relaciones bilaterales con el gobierno norteamericano.
La relación política de Colombia con Estados Unidos ha sido vital para enfrentar asuntos como el combate contra el narcotráfico, las guerrillas, la atención a los migrantes e impulsar el crecimiento económico nacional. En medio de la inestabilidad regional, donde proyectos populistas y autoritarios han fomentado un sentimiento antinorteamericano, Colombia ha permanecido estable en la relación bilateral, hasta ahora, en donde el actual gobierno se ha alineado con China y de manera más discreta, con Rusia.
Recordando la historia reciente de las relaciones entre ambas naciones, el respaldo norteamericano para financiar el Plan Colombia de Pastrana fue crucial. La cercanía del presidente Uribe con Bush, fue determinante para golpear a la guerrilla, las buenas relaciones del presidente Santos con Obama surtieron sus efectos para que esta administración acompañara el proceso de paz del momento. A su vez, el conocimiento de Washington del presidente Duque y el diálogo con el gobierno de Trump, fueron importantes para vacunar a los colombianos de manera exitosa en medio del COVID-19. Fue a raíz de la pandemia en donde surgió la idea del near shoring, esto es, la intención de los norteamericanos de acercar industrias vitales para su economía y desarrollo, de las costas asiáticas al continente americano.
A pesar de la desalineación de la administración Petro con Estados Unidos, es necesario decir que la relación bilateral se ha conservado y que las estridencias de Maduro, Morales, Correa y otros líderes latinoamericanos en contra de EE. UU., no ha sido algo propio del discurso gubernamental.
De forma intuitiva se podría pensar que Trump sería más conveniente para Colombia y que su aproximación más contundente frente al narcotráfico y todo lo relacionado con este negocio, podría ser útil para Colombia. También, que la continuidad de la administración Biden bajo Harris, conservaría políticas y decisiones en curso, además de ser importante para Colombia por su interés en la protección de la Amazonía y el fomento de las energías renovables.
Cada uno tiene puntos a favor para nuestros intereses. Sin embargo, la gran responsabilidad de que exista una relación fluida donde haya proyectos conjuntos y objetivos compartidos, depende del gobierno colombiano. Y no sólo en la relación con la Casa Blanca, sino con el Congreso y los partidos Demócrata y Republicano. Objetivos como el near shoring, la atención a la migración ilegal que transita por Colombia, el enfrentamiento de los grupos armados ilegales que persisten y siguen copando territorio y el cuidado de la riqueza natural de nuestro país, son algunos puntos que deben hacer parte de una agenda bilateral.
Sin un gobierno colombiano que privilegie la reunión con Estados Unidos, tenga iniciativa, proyectos y un liderazgo de peso en Washington, es indiferente si el próximo presidente es Republicano o Demócrata.
P.S: La calidad de una democracia se evidencia con la protección de quienes se oponen al poder de turno. El alcalde Fico Gutiérrez debe tener toda la protección del Estado.
