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El binomio política y técnica es fundamental para la toma de decisiones sostenibles. Sin la técnica la política se vuelve instintiva, orientada y por intereses y motivada por conveniencias. En lo público, la técnica por sí sola, puede conducir a decisiones insensibles y carentes del contexto necesario para que la sociedad las acepte.
En Colombia históricamente ha existido una buena relación entre los técnicos y los políticos. Diferentes reformas y políticas públicas que han generado desarrollo han sido producto del trabajo conjunto entre ambos. Hoy pareciera ser que esa relación se está rompiendo. El acto legislativo que está en discusión en el Congreso de la República que pretende aumentar las transferencias de la nación a los municipios y departamentos, está evidenciando este distanciameinto.
La motivación de este proyecto de ley suena bien y acorde al espíritu de la Constitución, esto es mayor descentralización y autonomía regional. La idea por sí sola suena aceptable y conveniente pero cuando se mira la letra menuda, las consecuencias de ésta pueden ser más complejas de lo que parece.
Múltiples técnicos, economistas, centros de pensamiento, ex ministros de hacienda y hasta el propio Gerente del Banco de la República, han alertado sobre la inconveniencia de esta reforma, no obstante, la mayoría de los congresistas y partidos políticos han seguido adelante en la aprobación de esta iniciativa. Esto podría marcar un hito en la división entre técnicos y políticos que se ha conservado hasta el momento con buenos resultados para el país.
Llama a la atención que a pesar de la diversidad en colores y proveniencia política de los ministros que han levantado su voz, la mayoría de los legisladores han desoído sus recomendaciones.
Algunos lo habrán hecho por falta de información, otros por que genuinamente creen en la conveniencia de esta ley, y otros, por populismo. Esto último es lo más preocupante, pues Colombia no es ajena a la oleada populista que crece en América Latina y una de sus características más visibles es la toma de decisiones al margen de los expertos.
Mientras esta reforma avanza a toda máquina en el Salón Elíptico del Congreso, vale la pena reflexionar si las instituciones técnicas han hecho lo necesario para generar consciencia entre los tomadores de decisión sobre los efectos de lo que están aprobando. También, sobre el papel de los partidos políticos, dialogando con los expertos y buscando, organizando a sus bancadas en la toma de decisiones. Si en últimas cada legislador en Colombia decide como le provoca, la existencia de los partidos perderá su razón de ser y por lo tanto el debilitamiento de la democracia se hará más evidente. Como en pocas ocasiones se había visto tantos componentes del deterioro democrático como en este caso.
Aún queda tiempo, esperemos que el diálogo entre técnicos y políticos se retome y las futuras decisiones del país se sigan tomando con responsabilidad, absorbiendo la mayor evidencia posible y combinándolo con la sensibilidad social que puede aportar el instinto político.
Ver, leer, escuchar: La encuesta diaria de The Economist sobre la carrera presidencial en Estados Unidos. Veremos si las encuestas recuperan credibilidad en esta elección.
